Vida

Una personita llega al hogar

Múltiples sentimientos encontrados, que van de la alegría, la euforia, el estrés hasta la tristeza, además de comportamientos aprensivos, se experimentan cuando un bebé llega al hogar, especialmente cuando se es padre y madre por primera vez.

Los padres primerizos tienen muchas dudas en cuanto a la atención de su bebé.

Los padres primerizos tienen muchas dudas en cuanto a la atención de su bebé.

Las dudas sobre si se está haciendo bien todo lo relacionado con el recién nacido, es decir, aspectos como la alimentación, el baño, la ropa que se utiliza y otros cuidados, se apodera de casi todos los miembros del hogar, por eso es importante que días previos al nacimiento del pequeño, se lea, se consulte con un pediatra y se pidan consejos a personas que tienen más experiencia, comenta Ana Lucía Rosel, orientadora familiar. Esto se hace con el objetivo de proveerle al pequeño todo lo que necesita en esta etapa.

“Mientras más conocimiento tengan los padres respecto de cómo atender a esa criaturita y cómo llevar esta nueva relación, mejor serán los resultados”, opina Rosel. En esta edición se incluyen algunos consejos para padres primerizos.

El descanso

El bebé tiene un ciclo de sueño diferente al del adulto. Durante los primeros días, por la noche parece que le ponen pilas, y en  el día, las pausas de las tomas son más largas.  El  sistema nervioso del bebé irá madurando y  adquiriendo todas las fases del sueño completas hasta descansar 10 horas seguidas durante la noche. Para inculcar ese ritmo circadiano, durante las siestas que haga en el día, no hay que  bajarle el volumen de la televisión, ni  hablar más bajito sino a un volumen normal y,  poco a poco, el pequeño se adaptará.

El baño

Se sugiere preparar todo lo que se necesitará —champú, jabón, toalla— y tener las  ventanas cerradas. La temperatura del agua debe ser de 36 o 37 grados. Existen termómetros especiales para ello, pero si no, hay que sumergir el codo  y sentirla tibia.  Se debe sumergir al bebé en la bañera con la  cabeza afuera.  Pasarle la  esponja con jabón por todas las partes de su cuerpo y luego, echarle agua para limpliarlo. En la cabeza se le aplica champú y luego se le quita con agua, tratando de que no le llegue a los ojos ni nariz, para que no se ahogue.

El cordón umbilical

Hay  diferentes protocolos para el cuidado del cordón; sin embargo, los pediatras recomiendan que se limpie únicamente con alcohol. Se sugiere aplicar gotas de este o en aerosol   y luego secar —soplando pero no con la boca—,  ya que esta área se puede infectar  por la humedad. A los 5 u 8 días, el cordón se momifica y se cae. No suele doler; lo único importante es que esté seco.

El llanto

Los bebés pueden llorar por hambre, por frío o por cólicos, y muchas veces esto llega a alterar a los padres, especialmente cuando no se sabe la causa. Para evitar los cólicos, es importante que al pequeño se le saque el aire, después de que se le alimente. Esto se logra colocándolo sobre el pecho del adulto y  dándole suaves golpecitos —con la mano cóncava—. Si aún no lo ha sacado, se le acuesta, y luego se le vuelve a dar golpecitos.

El cambio de pañal

Hay que tener cerca lo que se necesitará —toallitas, esponja con toalla y pañal—,  y cuando el bebé defeque,   hay que limpiarlo de adelante hacia atrás. En el caso de la niñas, de la vulva al ano, para no arrastrar  microbios hacia el meato urinario. En cuanto a las cremas que se deben emplear para esta zona, debe ser el pediatra quien las sugiera, aunque  se recomiendan las que contienen zinc.

La ropa

Los bebés tienen un sistema termorregulador inmaduro y, por tanto, tienen tendencia a sufrir hipotermias e hipertermias con mucha facilidad. No regulan bien la temperatura y si se les   abriga en exceso, pueden  deshidratarse. Se aconseja siempre colocarles una prenda más de la que usarían los adultos. También se sugiere vestirlos con ropa de algodón para evitar alergias.

La lactancia materna

Dar de mamar es la mejor manera de alimentar al bebé; sin embargo, el estrés  puede interferir en la lactancia materna y muchas visitas lo generan, sobre todo los primeros días.

Antes de dar de mamar, hay que limpiar bien el pezón con un algodón con agua hervida, y después de que el bebé mame también,   porque la saliva agrieta esa zona.

El secado

Después del baño, se debe   secar bien al bebé —con una toalla especial para él— especialmente en los pliegues, detrás de las orejitas y las rosquitas que se le forman en las piernas. Lo primero que hay que poner es el pañal,  para evitar que  orine y  moje lo que está a su alrededor. No hay que usar talcos,  porque estos llegan a tapar sus poros, cuando se mezclan con el  sudor.

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