“Mientras más conocimiento tengan los padres respecto de cómo atender a esa criaturita y cómo llevar esta nueva relación, mejor serán los resultados”, opina Rosel. En esta edición se incluyen algunos consejos para padres primerizos.
El descanso
El bebé tiene un ciclo de sueño diferente al del adulto. Durante los primeros días, por la noche parece que le ponen pilas, y en el día, las pausas de las tomas son más largas. El sistema nervioso del bebé irá madurando y adquiriendo todas las fases del sueño completas hasta descansar 10 horas seguidas durante la noche. Para inculcar ese ritmo circadiano, durante las siestas que haga en el día, no hay que bajarle el volumen de la televisión, ni hablar más bajito sino a un volumen normal y, poco a poco, el pequeño se adaptará.
El baño
Se sugiere preparar todo lo que se necesitará —champú, jabón, toalla— y tener las ventanas cerradas. La temperatura del agua debe ser de 36 o 37 grados. Existen termómetros especiales para ello, pero si no, hay que sumergir el codo y sentirla tibia. Se debe sumergir al bebé en la bañera con la cabeza afuera. Pasarle la esponja con jabón por todas las partes de su cuerpo y luego, echarle agua para limpliarlo. En la cabeza se le aplica champú y luego se le quita con agua, tratando de que no le llegue a los ojos ni nariz, para que no se ahogue.
El cordón umbilical
Hay diferentes protocolos para el cuidado del cordón; sin embargo, los pediatras recomiendan que se limpie únicamente con alcohol. Se sugiere aplicar gotas de este o en aerosol y luego secar —soplando pero no con la boca—, ya que esta área se puede infectar por la humedad. A los 5 u 8 días, el cordón se momifica y se cae. No suele doler; lo único importante es que esté seco.
El llanto
Los bebés pueden llorar por hambre, por frío o por cólicos, y muchas veces esto llega a alterar a los padres, especialmente cuando no se sabe la causa. Para evitar los cólicos, es importante que al pequeño se le saque el aire, después de que se le alimente. Esto se logra colocándolo sobre el pecho del adulto y dándole suaves golpecitos —con la mano cóncava—. Si aún no lo ha sacado, se le acuesta, y luego se le vuelve a dar golpecitos.
El cambio de pañal
Hay que tener cerca lo que se necesitará —toallitas, esponja con toalla y pañal—, y cuando el bebé defeque, hay que limpiarlo de adelante hacia atrás. En el caso de la niñas, de la vulva al ano, para no arrastrar microbios hacia el meato urinario. En cuanto a las cremas que se deben emplear para esta zona, debe ser el pediatra quien las sugiera, aunque se recomiendan las que contienen zinc.
La ropa
Los bebés tienen un sistema termorregulador inmaduro y, por tanto, tienen tendencia a sufrir hipotermias e hipertermias con mucha facilidad. No regulan bien la temperatura y si se les abriga en exceso, pueden deshidratarse. Se aconseja siempre colocarles una prenda más de la que usarían los adultos. También se sugiere vestirlos con ropa de algodón para evitar alergias.
La lactancia materna
Dar de mamar es la mejor manera de alimentar al bebé; sin embargo, el estrés puede interferir en la lactancia materna y muchas visitas lo generan, sobre todo los primeros días.
Antes de dar de mamar, hay que limpiar bien el pezón con un algodón con agua hervida, y después de que el bebé mame también, porque la saliva agrieta esa zona.
El secado
Después del baño, se debe secar bien al bebé —con una toalla especial para él— especialmente en los pliegues, detrás de las orejitas y las rosquitas que se le forman en las piernas. Lo primero que hay que poner es el pañal, para evitar que orine y moje lo que está a su alrededor. No hay que usar talcos, porque estos llegan a tapar sus poros, cuando se mezclan con el sudor.