Vida

Primeros días fuera de casa

Muchos padres deben afrontar la tarea de enviar a sus hijos desde edades tempranas al jardín infantil, una decisión que no es sencilla, ya que el hecho de que se alejen de su hogar y entorno, aunque sea por unas horas, es un duro proceso para ellos y sus niños, de ahí la necesidad de evaluar las condiciones y muchos aspectos del lugar que los atenderá.

Olga Orellana, educadora y consultora de la OEI —derecha—, durante El Consultorio.

Olga Orellana, educadora y consultora de la OEI —derecha—, durante El Consultorio.

“Es necesario que los padres se tomen un buen tiempo para buscar, evaluar y elegir el jardín infantil con el cual se sientan más seguros y confiados de que será el ideal para sus hijos”, explicó ayer Olga Orellana, educadora especializada en Innovaciones Educativas y consultora en educación de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), durante El Consultorio, que se transmite por www.prensalibre.com.

¿Qué evaluar?

Hay varios aspectos que se deben valorar cuando se visiten y conozcan las posibles opciones. Una de estas es la infraestructura. Orellana indicó que cuando son niños pequeños, cuanto más espacio tengan al aire libre para correr, jugar y desarrollar sus destrezas físicas, será mejor.

Deben ser ambientes muy iluminados y ventilados. Además, el mobiliario debe ser apropiado, seguro y cómodo especialmente para los más chicos. “Deben preguntar qué cantidad de maestras y niñeras hay, para qué cantidad de niños y qué competencias y experiencia tienen. Mientras más estudios y conocimientos acerca del desarrollo infantil tengan, de mejor calidad será el servicio que ofrecen. También es válido preguntar si están capacitados en primeros auxilios”, dijo Orellana.

Añadió que “nunca en la vida se aprende con la rapidez e impacto que se hace en los primeros años”.

El tercer punto y uno de los más importantes a evaluar es el programa educativo que el jardín ofrece. “Hay que preguntar sobre el tipo de actividades que harán y evaluar si estas responden al desarrollo integral del niño. Estas deben estar fundamentalmente basadas en el juego y tienen que contribuir con su desarrollo cognitivo-pensamiento, de lenguaje, físico, emocional y social e incluso ético”, expresó Orellana.

La experta recomienda verificar que el programa educativo no esté enfocado en actividades muy académicas, y que en esta etapa lo que más importa es desarrollar sus procesos cerebrales.

“Lo que los pequeños necesitan en esta etapa es estimulación de sus habilidades y destrezas, y no un programa académico que ofrece un aprendizaje muy temprano —de letras y números—, ya que estos tienen que ver con los procesos y madurez cerebrales. A estas edades se debe tener muy claro cuál es el ritmo de aprendizaje de un niño y cuáles son sus etapas de desarrollo para ir introduciendo actividades de este tipo”, agregó.

Adaptación

Tanto el padre como el niño sufren ansiedad, temores y tristeza cuando llega el momento de dejarlo en el jardín infantil.

El período variará para cada niño y será un proceso de cerca de uno o dos meses. Poco a poco, las conductas usuales durante el período de adaptación disminuirán.

Importante saber

Los niños experimentarán cambios físicos, emocionales y químicos durante el tiempo de adaptación a este nuevo entorno.

Estas conductas pueden prolongarse hasta por dos meses, pero deberían    disminuir  en ese período.

“El llanto es lo evidente, aunque no necesariamente es el mayor indicador. Los niños también experimentan  ansiedad y pueden padecer  trastornos del sueño y  digestivos, rabietas y  berrinches”, explicó la profesional.

desarrollo

Estimulación oportuna

Es necesario tener claro en qué consiste la estimulación en esa etapa de la vida. “Las  experiencias que los niños reciban deben estimular su  desarrollo integral”, afirmó Olga Orellana, quien  señaló  que los programas educativos  deben ser coherentes   con la madurez del niño, y no deberían  incluir actividades que lo fuercen a aprender cosas para las que  todavía no está

preparado.

Consejos

Si el establecimiento  lo permite se puede estar con el niño en el salón de clases los primeros días, por un periodo corto. Eso disminuirá en gran medida la ansiedad que puede sentir el pequeño.

Cuando el niño ingrese en el  jardín o esté en su período de adaptación  no se deben  se incrementen otros cambios importantes,  como dejar el pañal o el biberón, porque eso aumenta el  estrés y la ansiedad y será  difícil para él manejar tantos cambios juntos.  

La permanencia del pequeño en el jardín infantil debe ser gradual. Se sugiere, por ejemplo, que la primera semana asista dos horas, y la siguiente, tres o cuatro.

ESCRITO POR: