Salud y Familia

¿Cómo puedo acompañar a mi hijo joven en la pérdida de una relación amorosa sin ser muy “entrometido”?

¿Qué otra pregunta le gustaría hacerle a un psicólogo? Coméntenos y especialistas del departamento de psicología de la Universidad Rafael Landívar responderán sus dudas.

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¿Cómo puedo acompañar a mi hijo joven en la pérdida de una relación amorosa sin ser muy "entrometido"?

Como padres podríamos caer en la tentación de confundir nuestras propias experiencias negativas en las rupturas amorosas, con las de nuestros hijos. (Foto Prensa Libre: Sasin Tipchai en Pixabay)

Como padres de familia nos afecta ver a nuestros hijos sufrir por experiencias de pérdidas o rupturas emocionales, de pareja o de amistad. Y que conste que no importa si es la primera experiencia o la última, tampoco tiene que ver con la edad de nuestro hijo que esté pasando por ese tipo de duelo. Ellos siempre serán nuestros pequeños.

Desde nuestra empatía, podremos reconocer y recordar nuestras propias experiencias de pérdidas amorosas, así como los aprendizajes que obtuvimos al vivirlas, también con dolor y algunas veces con sufrimiento.

¿Cómo puedo acompañar a mis hijos en esos procesos psicológicos de pérdida de una relación con una persona amada? En principio, ser el padre o madre que me hubiera gustado tener cuando yo pasé por ahí; que estuvieran ahí, cuando más los necesité, desde una relación de amor incondicional, de respeto y escucha, pero también de una sana distancia; que no me hicieran sentir juzgado o condenado, menos con frases como: “Ya viste, te lo dije.” Más bien con un: “Hijo, aquí estoy para ti, cuando lo necesites, a tu tiempo, a tu ritmo.”

Como padres podríamos caer en la tentación de confundir nuestras propias experiencias negativas en las rupturas amorosas, con las de nuestros hijos. El papá-mamá ya se equivocó, ya aprendió sobre la fragilidad de los vínculos afectivos que dan seguridad y bienestar. Ahora le toca al hijo recorrer su propio camino, a su manera. Le toca acertar, pero también equivocarse. Le toca aprender sobre las dichas, de tener un buen amor, pero también de aceptar las amenazas, peligros y rupturas que pueden despertar intensas reacciones emocionales.

Estar para nuestros hijos en la escucha activa, pero también en el compartir nuestras propias experiencias de crecimiento afectivo, es una dicha. Si es que el hijo quiere escuchar, o no, ya habrá momento. No para que como padres nos juzguen, sino para compartir nuestros propios aprendizajes de cada una de las fases de duelo amoroso desde nuestra personalidad, experiencia y los factores externos que pudieron estar presentes y hacer más sensible la vivencia. Acompañar a nuestros hijos es respetar, cuidar y hacerlos crecer en el amor. Yo como padre ya aprendí, yo ya me equivoqué, ahora le toca a mi hijo, asumir la vida, aprender y equivocarse en libertad. Desde su espacio. Confío en mi hijo. Todo va a estar bien.

*Académico docente del Departamento de Psicología de la Facultad de Humanidades, Universidad Rafael Landívar.

Para más consejos y recursos de relevancia para su salud mental y más, visite el blog: Landívar en casa: https://landivarencasa.url.edu.gt/

¿Qué otra pregunta le gustaría hacerle a un psicólogo? Escriba a buenavida@prensalibre.com.gt y especialistas del departamento de psicología de la Universidad Rafael Landívar responderán sus dudas.