El desayuno ha llegado a ser uno de los problemas nutricionales de la crianza, ya sea por las limitaciones de tiempo de los padres o la agenda ocupada del pequeño, por lo que, a menudo, se descuida el desayuno.
Además de evitar este mal hábito, hay que empeñarse para que sea nutritivo. Aunque esto signifique un vaso de leche baja en grasa con un pedazo de pan de trigo o un banquete total, estos consejos, propuestos por la Asociación Americana de Pediatría, ayudarán a no saltarse este importante tiempo de comida:
Planificar según las circunstancias. Aunque sentarse a compartir las comidas en familia es beneficioso, hacerlo en el desayuno todas las mañanas es poco realista. Sin embargo, hay que procurar que el niño coma sin presión, especialmente los bebés y los niños pequeños, cuando se les deba ir a dejar a una guardería, para permitirles que puedan comer con su ayuda o por sí mismos.
Dejar listo el desayuno antes de ir a dormir. Como en el caso de otros aspectos de la alimentación del niño, planear con un poco de anticipación puede ayudar a que se tenga a la mano una amplia gama de alimentos saludables. Por ejemplo, preparar huevos duros o tener listo el cereal frío favorito del menor desde la noche anterior, para acompañarlo con algunas rodajas de frutas frescas previamente cortadas, puede crear la diferencia entre el tiempo para un desayuno equilibrado y salir corriendo por la puerta sin desayunar.
Desayunos fáciles de tomar y de llevar. Tratar de abastecerse de una variedad de alimentos nutritivos que se pueden preparar y empacar por adelantado para tomar y llevar con conveniencia. Además de huevos duros, considerar otros favoritos y rápidos como manzanas en rodajas, panecillos o muffins caseros y roscas o bagels con queso crema bajo en grasa.
Asegurarse de que dormir sea parte del menú. El niño debe acostarse temprano para levantarse temprano y así tener tiempo suficiente para desayunar. Sin importar la edad, los menores cansados tienden a ser niños irritables y malhumorados y son mucho menos receptivos a sentarse a comer un desayuno. Se ha demostrado que el sueño es un ingrediente crucial en la salud general infantil.
Ampliar sus horizontes. Cuando se elija un desayuno apropiado para la edad del menor, no limitarse a lo acostumbrado. Pensar en la proteína, en las frutas y en las verduras, y no solo en la leche y los cereales.
Buscar el apoyo de la guardería y la escuela. Averiguar qué opciones para el desayuno ofrece la escuela o la guardería a donde asiste el pequeño. Hay que darle merecida atención a los alimentos que los niños comen fuera del hogar, y que el menú tenga opciones para un desayuno balanceado, pero delicioso, para que el niño tenga ganas de comerlo.