Salud y Familia

Mi hijo no aprende, ¿será por la vista?

Los niños con problemas visuales no detectados pueden tener un bajo rendimiento escolar y el uso abusivo de los dispositivos electrónicos es uno de los factores que fomentan este problema, advierten algunos ópticos-optometristas, que aconsejan a los padres cómo cuidar la vista de sus hijos en época de clases. 

¿Malas notas, exámenes desastrosos, dificultades con las tareas? Los problemas de estudios de muchos niños no obedecen a la pereza, el desgano o la falta de interés, motivación o capacidad, como dan por sentado algunos padres, sino que en muchos casos se deben a deficiencias en los ojos que pueden prevenirse y subsanarse.

“Los niños con problemas visuales sin detectar pueden sufrir un bajo rendimiento escolar e incluso demostrar pocas habilidades deportivas o manuales. Sin embargo, el 52 por ciento de los padres desconocen que los problemas de aprendizaje pueden deberse  a sus dificultades visuales”, según indica Laura de Yñigo, óptica, optometrista y directora del Instituto Varilux. 

“En ocasiones, los chequeos rápidos en los centros escolares resultan útiles, pero no se deben sustituir por un análisis visual completo, que debe realizarse de forma preventiva”, señala la experta de este centro especializado en óptica-oftálmica y en la formación de ópticos-optometristas.


De Yñigo aconseja que “las revisiones visuales periódicas se inicien al menos a los 3 años de edad o cuando se presenten señales que indiquen una posible disfunción visual, sin importar la edad del niño, ya que durante la infancia, e incluso la adolescencia, se pueden producir cambios en la visión muy rápidamente, por lo que es adecuado visitar al optometrista cada 12 meses, en función de las indicaciones del especialista”.

Los problemas visuales más frecuentes en la infancia y la adolescencia son las ametropías no detectadas, como la hipermetropía, el astigmatismo y la miopía, así como las disfunciones binoculares como la ambliopía y el estrabismo que, si no se detectan y corrigen a tiempo, pueden provocar dificultades en el aprendizaje escolar”, señala esta experta.

Los problemas de aprendizaje originados en problemas de la vista que más se repiten son “aquellos relacionados con la lectura y, por lo tanto, con la comprensión; dificultad  a la hora de estudiar, de realizar ejercicios, de ver la pizarra… Todo eso puede suponer una falta de atención y, en ocasiones, incluso de motivación por parte del escolar”, añade. 

Cuando algo falla en los estudios
Consultada sobre qué indicios pueden observarse en los niños con problemas en la visión, De Yñigo, destaca que “los padres deben prestar atención y detectar si sus hijos se acercan demasiado a los libros cuando leen o a la pantalla cuando ven la televisión. También deben observar si entornan los ojos al mirar”.

“Otro síntoma de una visión deficiente es que los niños tuerzan el cuello o inclinen la cabeza cuando leen o hacen los deberes, y también hay que estar pendientes de si los pequeños se distraen continuamente cuando leen o de si tienen una compresión muy baja de lo que han leído”, prosigue. 


Un síntoma de una visión deficiente es que los niños tuerzan el cuello o inclinen la cabeza cuando leen o hacen los deberes. (Foto Prensa Libre: EFE)

Asimismo, padres y los educadores deben observar si un niño invierte las letras, números y palabras o si se queja a menudo de tener dolores de cabeza. “Otros síntomas que podrían indicar problemas visuales son: guiñar los ojos al mirar, lo que supondría contar con una visión borrosa; y cerrar un ojo o tapárselo al leer”, de acuerdo a la especialista.

Para dar una idea de la importancia de este problema, De Yñigo señala que “los problemas visuales son la causa del 30 por ciento del fracaso escolar, porque unos ojos “mal equipados” pueden afectar a los resultados escolares, produciendo una falta de atención y retraso en el rendimiento escolar de los niños”.

¿Y qué pueden hacer los padres para preservar la salud visual de sus hijos?, además de someterlos a revisiones ópticas, uno de los principales consejos prácticos que proporciona Laura de Yñigo consiste en inculcar a los pequeños, “que se sienten correctamente en clase y durante el estudio, con los pies apoyados en el suelo y la espalda recta”.

Además, “la iluminación es muy importante y lo ideal sería que estuviera en el techo, con una lámpara que enfoque el libro o la libreta, situada a la izquierda (si el niño es diestro) o a la derecha (si el niño es zurdo)”, según esta óptica y optometrista, que también recomienda que “la mesa de trabajo esté delante de una ventana, si fuera posible”.

Durante el tiempo de estudio, el niño o adolescente debe descansar cada cierto tiempo levantando la vista y mirando a lo lejos, así como mantener una distancia de trabajo adecuada evitando las distancias cortas. (Foto Prensa Libre: EFE)
Descansar y proteger la vista
“Durante el tiempo de estudio, el niño o adolescente debe descansar cada cierto tiempo levantando la vista y mirando a lo lejos, así como mantener una distancia de trabajo adecuada evitando las distancias cortas. Igualmente,  debemos fomentar que nuestros hijos hagan salidas a espacios abiertos y mantengan una dieta saludable, lo cual repercute positivamente en su salud visual”, afirma De Yñigo.

La optometrista reconoce que, cada vez más, “los niños hacen uso de tabletas y ordenadores para realizar trabajos o diferentes actividades en las aulas, lo cual se suma a las horas que, ya en la adolescencia, pasan pegados a las pantallas de sus móviles”.  
 

“Según las pruebas clínicas efectuadas por Essilor y el Instituto de la Visión de París, la exposición acumulada a la luz azul violeta que emiten las pantallas y monitores de los dispositivos electrónicos es un factor de riesgo y dañino para las células de la retina, lo que podría contribuir al futuro desarrollo de la degeneración macular asociada a la edad (DMAE)”, explica De Yñigo. 

¿Cómo deben utilizar los escolares sus dispositivos electrónicos para que no les dañen la vista? De Yñigo aconseja “evitar el uso de móviles o tabletas con la luz apagada y tenerlos demasiado cerca de la vista”, y afirma que “tampoco es recomendable que usen los dispositivos cuando estén tumbados y, sobre todo, deben utilizarlos de una forma moderada”. 

Según esta experta, para proteger a la vista de la luz perjudicial, se han desarrollado lentes totalmente transparentes que filtran de forma selectiva la luz UV y azul-violeta, al tiempo que dejan pasar la luz necesaria para una correcta visión, y que pueden ser utilizadas por niños, jóvenes o adultos que necesiten llevar gafas.

“Estas lentes, que bloquean el 20 por ciento de la luz nociva, reducen el índice de muerte celular en la retina en un 25 por ciento, deben prescribirlas los ópticos-optometristas, y los oftalmólogos son los que darán un diagnóstico más exacto de la visión del niño y determinará si son o no necesarias”, explica De Yñigo. 

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