En Guatemala, cerca de un 80 por ciento de la fuerza laboral equivale al accionar de pequeñas y medianas empresas, cuenta Daniel Panedas, empresario y desarrollador de proyectos de mercado, como Empréndete, una plataforma que impulsa emprendimientos en el país.

A pesar de su tamaño, dichas empresas se convierten en motores de economía dice Panedas, quien además señala que, dentro de organizaciones ya establecidas, hay personas que también generan emprendimientos dentro de ellas. Al final, ser emprendedor se trata de una actitud de vida, resalta el especialista.

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“Lo más importante es el emprendedor impulsado por una curiosidad de buscar soluciones. Los emprendedores hacen que las cosas sucedan”, expresa.

El empresario sostiene que, por lo general, quienes optan por desarrollar un proyecto independiente deben hacer una primera inversión con préstamos o ahorros. Esto supone la base de acción para una idea que debe ser concretada mediante un plan sólido.

Panedas insiste en que otro de los fundamentos de un proyecto es la credibilidad que pueda mostrar la persona detrás de la idea inicial. El hecho que sea alguien comprometido puede dar más soporte al desarrollo del plan, que incluso la misma idea (que puede transformarse), dice el especialista.

Esa credibilidad puede generar que otras personas tengan fe en el proyecto y se conviertan en inversores.

El coach ontológico Yesid Barrera apunta que una de las actitudes esenciales en todo proyecto es la pasión. Esta facilitará que los desarrolladores de ideas depositen su empeño, deseos, así como trabajen en la resiliencia de cara a un resultado mejor en el futuro.

“Una persona que es apasionada siempre es leal y fiel a sus ideas. Eso permite un gran arranque”, dice el coach.

Buscar un socio

Más allá de tener una idea individual y personal, los emprendimientos también cuentan con aliados que permiten el crecimiento del proyecto en cuestión. Es ahí donde surge la pregunta, ¿cómo buscar socios y qué debe considerarse en el proceso? Ante la pregunta, los especialistas consultados responden algunas premisas:

• Buscar personas distintas y complementarias. Los futuros socios deben ser personas con herramientas que aporten a la idea inicial del proyecto y que puedan solventar los vacíos en las áreas que el emprendedor no logra cubrir.

• Ubicar posibles socios con valores. Al tratarse de un proyecto marcado por la pasión inicial de una persona, es necesario que esta ubique a aliados que compartan sus mismos valores y visión de mundo. La honestidad, el compromiso y la ética son parámetros esenciales, dice Panedas. Se debe recordar que los otros socios también representarán el proyecto, por lo que se debe cuidar la reputación que estos denoten.

• Diferenciar posibles socios entre amigos y familiares: Daniel y Yesid coinciden en que un emprendimiento debe establecerse sobre una relación laboral y no partir desde vínculos amistosos o familiares, ya que los lenguajes y códigos son muy diferentes. Es lógico que entre amigos y familiares se compartan valores y afectos, pero se debe recordar que los emprendimientos están basados sobre intereses económicos y laborales. Aunque los casos pueden variar, es necesario que se establezcan fronteras en cuanto al trato con los asociados.

• Mantener la claridad desde el inicio:  A medida que se establezca cómo operará el emprendimiento y cuáles serán las reglas de operación, así como de las relaciones, los integrantes del proyecto tendrán más claro el marco dentro del cual accionarán. En este mismo aspecto se debe establecer el organigrama del proyecto; quiénes realizarán ciertas actividades y cómo deberán concretarse.

Anticipar los desafíos

Al tratarse de un proyecto en conjunto, los emprendedores y sus asociados deben partir de la responsabilidad para que logren cumplir sus metas. Luego de tener prevista la dinámica, es necesario que también se contemplen los posibles retos o complicaciones que aparezcan en el camino, señala Panedas.

El especialista en emprendimientos apunta que, por lo general, los riesgos que pueden aparecer en este tipo de proyectos son las fallas económicas. Ante dicho escenario, los desarrolladores del proyecto deben prever cómo asumirán las posibles pérdidas o las reparaciones que deberán hacerse.

Según Panedas, no es recomendable comenzar proyectos imaginando que estos puedan fracasar. Es necesario que se desarrollen los denominados planes de salida que servirán para prever situaciones conflictivas. Por ello, dice el empresario, es importante tener un respaldo en temas financieros, fiscales e incluso penales.

Yesid Barrera infiere que los problemas que puedan llegar a existir en un emprendimiento no deben ser vistos estrictamente como fracasos, sino como oportunidades de mejora. En estos casos debe primar la manera en que se abordan las situaciones entre los socios y cómo se llega a una solución.

El coach insiste en que estas posibilidades deben considerarse en el punto donde también se establecen los marcos de operación al inicio del proyecto. Si llegan a presentarse, los tropiezos pueden ayudar a que se reinicien procesos mediante el empoderamiento de las facultades de quienes integran el emprendimiento.

Barrera sostiene que todo capitulo -sea positivo o negativo- debe ser compartido entre los socios mediante la comprensión de diferencias, así como del respeto que debe primar en la relación.