Salud y Familia

¿Qué pasa cuando dormimos mal? Esto dicen las investigaciones recientes

Un buen descanso por las noche trae beneficios a todas las edades. ¿Qué tan bien duerme usted?

La higiene del sueño nos permite sentirnos mejor.  (Foto Prensa Libre: Pixabay)

La higiene del sueño nos permite sentirnos mejor. (Foto Prensa Libre: Pixabay)

En agosto 2019 se han presentado algunas investigaciones en el mundo que siguen afirmando cuánto influye el buen descanso y en especial en grupo de adolescentes, personas con algún trastorno psiquiátrico y durante la tercera edad.

Sin duda, las recientes investigaciones han hecho que la ciencia considere el tiempo de dormir como uno de los aspectos más importantes en la salud física y emocional.

Para comenzar muchos procesos conductuales y fisiológicos de los mamíferos oscilan dentro de un período de 24 horas, incluidos los niveles hormonales, la temperatura corporal y el ciclo de sueño-vigilia.

En los humanos, el ciclo de sueño-vigilia  se compone aproximadamente de 8 horas de sueño nocturno y 16 horas de vigilia durante el día. Las transiciones entre estos dos estados ocurren con poca frecuencia y son casi instantáneas.

Cuando una persona no duerme en forma adecuada o está privada parcial o totalmente del sueño, presenta alteraciones como fallas en los procesos de atención y percepción, falta de interés, errores de memoria e irritabilidad.  Además de tener más posibilidades de ansiedad y estrés, y se altera la capacidad para realizar las actividades de su vida cotidiana, dice el neurólogo Fernando Ceballos.

Dormir mejor influye en que nos sintamos mejor, tranquilos y más felices. (Foto Prensa Libre: Pixabay)

El sueño y la vigilia guardan una estrecha relación y ambos son indispensables no sólo para la supervivencia del ser humano, sino para una buena calidad de vida.

El Laboratorio de Sueño, de la Facultad de Psicología, de la Universidad Nacional Autónoma de México explica que se ha descrito que la calidad del sueño está asociada con los eventos ocurridos durante el periodo de vigilia previo.

Así que los episodios de estrés alteran los ciclos de sueño. “La forma de vida urbana y la actual situación socioeconómica han provocado un incremento de la ansiedad y el miedo ante los riesgos de perder el trabajo, los ahorros, la estabilidad social y económica o la falta de una expectativa alentadora, todos estos factores desencadenan  alteraciones en el sueño. Cuando éstos se extienden a un amplio sector de la población, nos encontramos con que los efectos de los trastornos del sueño se reflejan como alteraciones en la sociedad”, se explica en un artículo presentado por la institución.

A continuación presentamos tres recientes hallazgos relacionados con este tema:

1. El uso nocturno de dispositivos de medios basados ​​en pantalla y la calidad del sueño de los adolescentes

Un análisis que se hizo en el Reino Unido entre niños de 11 a 12 años. Se analizaron los datos de referencia de más de 6 mil adolescentes, de 39 escuelas  alrededor de Londres, Reino Unido, que participaron en el estudio.  Se tomo en cuenta su relación con el teléfono móvil, tableta, computadora portátil, televisión yo tras pantallas.   El teléfono móvil y la televisión fueron los dispositivos portátiles y no portátiles más utilizados, respectivamente.

Las variables del sueño se derivaron de la hora de acostarse entre semana y el fin de semana. Los datos obtenidos muestran que el  52.4% de la muestra eran mujeres y se investigó cuánto influye el uso de pantallas una hora antes de dormir, tanto en habitaciones claras como oscuras, y la calidad del sueño y la calidad de vida.

Los adolescentes que tienen contacto con pantallas, por lo menos una hora antes de dormir podrían presentar ciertos trastornos del sueño. (Foto Prensa Libre: Pixabay)

En general sí se reportaron problemas para conciliar el sueño, dormir de manera inquieta o despertarse a horas inusuales.  Más del 30 por ciento no reportan ningún problema, mientras el resto reconocen que son condiciones que se dan en ocasiones y menor grupo que sí presentan más problemas.

2.  Con Alzheimer se necesita dormir mejor

Esta investigación lanzada en Bélgica por los médicos Van Erum J., Van Dam D. y  De Deyn,  explica que con el envejecimiento, nuestro patrón de sueño cambia. Personas mayores a menudo se despiertan porque su tiempo y eficacia del sueño se reduce.

En los pacientes con enfermedad de Alzheimer  estas alteraciones son aún más pronunciadas y pueden agravar más el deterioro cognitivo. Por lo tanto, los trastornos del sueño tienen un gran impacto en la capacidad de autocuidado, el agotamiento del cuidador y la tasa de institucionalización.

Restablecer un ciclo efectivo de sueño- vigilia en estos pacientes sigue siendo un desafío no resuelto, en parte porque la fisiología del sueño es bastante compleja y múltiples sistemas de neurotransmisores contribuyen a un solo proceso. Obtener una mejor comprensión del sueño.La fisiología será crucial para futuras investigaciones.

Conjuntamente, los modelos animales, junto con un enfoque multidisciplinario, serán de gran valor para establecer un terreno común entre la EA y los trastornos del sueño y trabajar hacia una posible aplicación terapéutica.

3.  Terapéutica del sueño y enfermedad neuropsiquiátrica

Durante este año, la Universidad de California, también presentó un análisis en el que reafirma que las alteraciones en el sueño son extremadamente comunes en pacientes con enfermedad neuropsiquiátrica.

Además, los trastornos del sueño como el insomnio, la apnea obstructiva del sueño , el trastorno del comportamiento del sueño por movimientos oculares rápidos y los trastornos del ritmo circadiano ocurren comúnmente a un ritmo mayor que la población general en condiciones neuropsiquiátricas.

Un buen descanso es parte del tratamiento en personas con trastornos neuropsiquiátricos. (Foto Prensa Libre: Pixabay)

Históricamente, los problemas de sueño han sido vistos como síntomas de trastornos neuropsiquiátricos asociados. Sin embargo, cada vez hay más pruebas que sugieren una interrelación compleja con una posible causalidad bidireccional.

La interrelación de estas condiciones representa una oportunidad para comprender los mecanismos y mejorar el tratamiento clínico. En la medida en que duerme.  Los problemas afectan las condiciones neuropsiquiátricas, es posible abordar los problemas del sueño y tener un impacto positivo en el curso de las enfermedades neuropsiquiátricas. Además, algunos tratamientos para los trastornos del sueño tienen efectos directos sobre las enfermedades neuropsiquiátricas que pueden no estar relacionadas con sus efectos sobre los trastornos del sueño.  Los objetivos principales de esta investigación era identificar lagunas en la investigación actual, determinar en qué medida los efectos terapéuticos cruzados de estos tratamientos ayudan a dilucidar los mecanismos terapéuticos o patológicos, y ayudar a los médicos a optimizar la elección terapéutica en pacientes con trastornos del sueño y neuropsiquiátricos. 

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ESCRITO POR:

Ingrid Reyes

Periodista de Prensa Libre especializada en periodismo de bienestar y cultura, con 18 años de experiencia. Premio Periodista Cultural 2023 por el Seminario de Cultura Mexicana y premio ESET región centroamericana al Periodismo en Seguridad Informática 2021.