Tomar antirretrovirales reduce la cantidad de virus en la sangre a niveles indetectables y permite a los pacientes llevar una vida casi normal. Sin embargo, estos medicamentos deben tomarse todos los días, son caros y tienen efectos secundarios.
Si se dejan de tomar, el virus rebrota en apenas unas semanas y vuelve a infectar a las células inmunes, lo que hace al paciente vulnerable a muchos microbios, algunos mortales.
Por ello los científicos intentan, desde hace tres años, desalojar al virus de su refugio y matar a las células en las que se esconde cuando el paciente está bajo antirretrovirales.
En la Conferencia Mundial sobre el sida en Melbourne, un grupo de investigadores de la Universidad de Aarhus en Dinamarca presentó sus conclusiones. Seis pacientes tratados con antirretrovirales tomaron también romidepsin, un anticancerígeno que hace que aumente entre 2.1 y 3.9 veces la cantidad del virus en la sangre.
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En cinco de los seis pacientes, el virus se volvió entonces localizable. Los investigadores tendrán ahora que determinar si todos los virus escondidos fueron “revelados” y encontrar una manera de matar a las células refugio, donde el virus se multiplica apenas se deja de tomar los antirretrovirales.
“Hemos demostrado que con romidepsin, podemos activar un virus que hiberna”, declaró Ole Schmeltz Sogaard, jefe del equipo de investigadores. “Es un paso hacia la dirección correcta pero el camino es aún largo y los obstáculos son numerosos antes de que podamos hablar de una cura del sida”, añadió.
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Destruir las células refugio
Cuando va a la sangre, el virus “reactivado” deja una marca en el exterior de las células inmunes infectadas CD4 que puede ser observada con un microscopio. Los científicos esperan que esta marca, similar a las huellas dactilares, pueda ser rastreada por las células T (linfocitos T), que combaten las infecciones.
El equipo de científicos desea combinar el romidepsin, que despierta al virus de la inmunodeficiencia humana (VIH, con una vacuna llamada vacc-4x), para incitar a las células T a identificar y luego destruir las células en las que se refugia el virus.
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Los seis voluntarios del experimento no sufrieron efectos secundarios importantes al tomar romidepsin, y este medicamento anticancerígeno no interfirió con los efectos del tratamiento con antirretrovirales.
La Conferencia Internacional sobre el Sida, que reúne cada dos años a especialistas de todo el mundo, estuvo marcada unos días antes de su apertura por la decepción en el caso de la “niña de Mississippi”.
Se trata de una niña estadounidense, conocida como “la niña de Mississippi”, nacida con VIH de una madre infectada y que no había sido tratada. La pequeña había recibido al nacer fuertes dosis de medicamentos durante 18 meses, antes de que los médicos perdiesen el rastro del virus.
Cinco meses más tarde, los médicos no lograron hallar rastros del virus, un descubrimiento asombroso, ya que el VIH invariablemente aumenta menos de un mes después de que se detenga el tratamiento. Sin embargo hace unos días se descubrió que tras vivir 27 meses sin VIH ni medicamentos, el virus había vuelto a aparecer.
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