Los períodos varían según el tipo de problema. Todas las afecciones requieren de recuperación después de haber tenido un punto álgido durante su manifestación, y puede durar un par de días o incluso años, explica Jorge Hernández, jefe del Departamento de Medicina Interna del Centro Médico Militar.
El médico rehabilitador Juan Carlos Lorenti expone que la convalecencia es necesaria para que el organismo vuelva a su homeostasis —autorregulación de las propiedades funcionales y metabólicas—.
El reposo en casa es relativo, ya que el paciente no debe estar en cama todo el tiempo, debido a que puede haber riesgos de enfermedad tromboembólica venosa —trombosis de las venas en las piernas— o embolia pulmonar, que puede ser mortal, explica Hernández.
Es importante tener sentido común; por ejemplo, si el individuo fue operado de la columna o del abdomen, no deberá realizar actividades que representen esfuerzo para el área operada o hacer caminatas largas. Cualquier generación de fuerza origina complicaciones como hernia o infección de herida operatoria.
La dieta actúa como adyuvante en la recuperación de pacientes, especialmente hipertensos, diabéticos, dislipidémicos u obesos, a quienes se les limita la ingesta de sal, de calorías bajas en carbohidratos o de grasas.
Después de la hospitalización, especialmente por enfermedades pulmonares, es importante no exponerse a ambientes demasiado fríos o húmedos, aconseja Lorenti. Es esencial respetar el tiempo de inmovilización en el caso de fracturas, para que continúe la consolidación ósea, así como las curaciones de heridas, para que estas cicatricen de manera adecuada.
¿Y los niños?
En el caso de los niños, se necesita de 48 a 72 horas para que se recuperen de afecciones respiratorias o intestinales, y unas dos semanas, de las exantemáticas —con erupciones— como rubeola o varicela, período en el cual el pequeño puede contagiar estas enfermedades a personas susceptibles, expone el pediatra Byron Arana.
El reposo en el niño también es relativo, ya que cuando pasa por la fase aguda de la enfermedad disminuye su actividad como mecanismo de protección, pero cuando se siente mejor, quiere volver a jugar y correr, por lo que hay que dejar que se levante. Las enfermedades infantiles no son tan limitantes como las de los adultos, por lo que, a menos de que estas sean graves, la dieta debe ser la habitual, para que el pequeño no deje de comer.
Los familiares que asisten a los pacientes deben seguir las instrucciones que el médico señale. Todo se resume en reposo, dieta, administrar los medicamentos en dosis exactas y a tiempo, inmovilización y fisioterapia, comenta Hernández.
También es fundamental que el convaleciente y sus parientes sean conscientes de que la prioridad es la recuperacióny no el trabajo o compromisos.
En lo posible, se desaconseja que el restablecimiento transcurra en hospitales, debido a que aumentan los riesgos de contraer infecciones en estos lugares —bacterias multirresistentes a los antibióticos y agentes oportunistas como hongos y algunos virus—, puntualiza Hernández.
Fuentes consultadas: Jorge Hernández, herabre@hotmail.com; Josué Avendaño, teléfono 5708-8128; Byron Arana, 5306-1536, y Juan Carlos Lorenti, lorentijc@hotmail.com
Adulto mayor
El médico Josué Avendaño, especialista en medicina del adulto mayor, brinda algunas recomendaciones para estos pacientes:
Evitar que pasen todo el tiempo en cama, para que no pierdan masa muscular, se acumule flema y aparezcan úlceras en la piel.
El encamamiento prolongado genera anquilosis —rigidez de las articulaciones— por lo que deben tener terapia física.
La dieta debe ser rica en proteínas y aminoácidos esenciales, para que los músculos recuperen, con mayor rapidez, la fuerza y energía.
Aumentar el consumo de fibra y líquidos, para evitar estreñimiento.
Respetar el tiempo de inmovilización en el caso de fracturas.
Entretenerlos con terapias ocupacionales, para mantener activa la mente.
Si nose requiere, es mejor no hospitalizarlos; hay patologías que se pueden tratar en casa, bajo la supervisión del médico.