“No importa si tienen que viajar a causa de competiciones deportivas en las que participan, ellas siempre están pendientes de lo que sucede en la granja”, afirmó Milián.
La demanda de estos animales se incrementan para las fiestas de Navidad y Año Nuevo, ya que se utilizan en la preparación de platillos especiales.
Sheilie Morales aseguró que desde pequeña se ha interesado en las aves, que el manejo de la granja es ya una microempresa y que entre las tres hermanas se asignan tareas específicas.
La joven explicó que su hermana Natalie se dedica a la crianza de vacas, y Naomi, a la de cerdos, aunque en fecha reciente esta última vendió todo su ganado.
Las hermanas empezaron criando gallinas criollas, pero ahora solo compran los huevos que ponen a incubar y luego a engordar para su venta.
Sheilie contó que ha mejorado las técnicas de incubación con lo que ha aprendido en la carrera de Bachillerato Industrial y Perito en Electrónica.
En la actualidad tienen dos incubadoras, en las que empollan hasta 600 huevos de codorniz. Esta tarea la desarrolla en un inmueble en Salamá, donde mantienen las aves hasta por un mes, y luego las trasladan a la granja.
En ese lugar cuidan las aves hasta cuando están listas para su venta.
Han llegado a criar hasta 400 pavos, que ya estaban agotados la semana pasada, debido a que la demanda se incrementa cada fin de año. Los encargos comienzan desde julio, explicó la joven.
Venden las gallinas criollas entre Q100 y Q130, mientras que los pavos, entre Q175 y Q450. Las codornices las venden en bandejas de tres aves cada una, a Q40.
Sheilie contó que las ganancias las ahorran para invertir en hacer arreglos a la granja y para la compra de otro terreno, ya que tienen planes de incrementar la producción.
600 Huevos de codorniz se incuban en granja.