Según Martínez, hasta ahora el proceso de reconstrucción es lento y los recursos gubernamentales se concentran solo en el área urbana, cuando en la zona rural, por la extrema pobreza, es donde se focaliza la mayor parte de los daños.
“El mayor problema es que la fase de demolición de viviendas fue rápida, pero la construcción de las nuevas no avanza”, añadió.
Otra preocupación del Observatorio es que en Quetzaltenango podría atrasarse más la reconstrucción, debido a que el Fondo Nacional para la Paz, encargado de las tareas, está en proceso de liquidación.