Expertos consideran que no basta con el estado de Calamidad,  y que para contrarrestar la actual disminución de granos básicos se repartan alimentos a las familias damnificadas, sino que  además  se establezcan mecanismos para   prever futuras sequías e inundaciones de cultivos.

Amílcar Garrido, agrónomo de Jutiapa, expuso que este departamento fue seriamente perjudicado  por la canícula, que  allí duró 34 días. “La milpa alcanzó apenas 30 centímetros de altura, y lo peor es que floreció, ya que  cuando esto sucede es porque la milpa alcanzó su madurez y ya no producirá  mazorcas aunque llueva”, señaló.

La disminución actual de maíz se convertirá en crisis alimentaria si no no  se logra una buena cosecha durante la segunda parte del invierno.

“La única forma en que los agricultores pueden hacer frente a estos problemas es que cuenten con sistemas de riego que les permitan mantener húmedos los terrenos aunque no llueva. Sin embargo,  los pocos agricultores que poseen ese equipo  son quienes tienen capacidad económica para invertir”, resaltó Garrido.

El más afectado

En Jutiapa, personal del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (Maga) contabilizó 60 mil familias afectadas por la sequía,  y es el departamento donde más hay.

Luis Franco, delegado del Maga en ese departamento,  expuso que una de las medidas de mitigación que se  implementarán es la construcción de reservorios de agua en comunidades  afectadas por la sequía.

Explicó que estos consisten en  una especie de charcas con una capa de cemento en el fondo, en las cuales se acumulará el agua de las lluvias para que los campesinos la tengan a disposición como sistema de riego cuando no llueva. Sin embargo, aún  está pendiente  el financiamiento para el proyecto.

Archila señaló que en Zacapa  los agricultores más castigados por la sequía son los que viven en las laderas, pues el agua no penetra en el suelo, sino que baja hasta los  cauces de los ríos.

Agregó que la carencia de granos perjudica más a los agricultores que consumen todo lo que cultivan y a los que no les alcanza lo que producen —subsistencia e infrasubsistencia, respectivamente— .

Recomendó que el Gobierno mejore los sistemas de irrigación, promueva cultivos alternados y otros mecanismos para evitar que las sequías causen hambrunas.

Boris Herrera, delegado del Maga en El Progreso, expuso que en ese departamento  hay 18 mil 700 familias afectadas entre las  clasificadas en los segmentos de  infrasubsistencia y subsistencia. 

Indicó que se les ofrecen alimentos condicionados para que implementen técnicas artesanales útiles para que el suelo retenga el agua.

Carlos Arriola, coordinador del Hospital Bethania y de la Asociación Santiago, en Jocotán, Chiquimula, señaló que es necesaria la implementación de infraestructura hídrica, regadíos modernos y  proyectos agroforestales.

Arriola y Archila advierten de  que la función social de ayuda humanitaria a los afectados por la sequía podría ser utilizada por el partido de Gobierno para hacer campaña política.

“En Camotán y Jocotán  las comunidades piden que no sea solo ayuda a corto plazo y publicitaria del Gobierno. Quieren obras serias y a largo plazo”, dijo Arriola.