Guatemala

Sabor oriental gana terreno

La tortilla de harina, un platillo que se prepara con distintos ingredientes, se ha convertido en una comida típica de Izabal, Chiquimula y Zacapa, y su consumo ha aumentado, pues con ayuda de la tecnología para su preparación no solo se ofrece en ventas informales, sino muchos restaurantes la presentan en sus menús.

COMENSAL DEGUSTA una tortilla de harina preparada en uno de los restaurantes Las Tres Marías, en Teculután, Zacapa.

COMENSAL DEGUSTA una tortilla de harina preparada en uno de los restaurantes Las Tres Marías, en Teculután, Zacapa.

Originalmente, la tortilla se elaboraba en casa de manera artesanal, pero la tecnología la ha transformado y ahora el maíz ya no se procesa en molino de nixtamal, sino con harina de este grano, y ya no se coce en comal de barro, sino en estufa de gas.

Los ingredientes no han variado, siguen utilizándose carne de res, cerdo —adobado y chorizo—, pollo y queso, solos o combinados.

En Izabal, donde se le agrega coco y banano, si se cocinan al horno, las llaman tortillas, pero si se fríen en aceite, flitas.

Pequeños negocios donde se vende este platillo son bastante comunes en las calles de estos tres departamentos, y algunos comercios instalan carretas, mientras que en restaurantes las ofrecen como un platillo típico.

Ruta a la industria

Con la adopción de la harina y la estufa de gas, algunos negocios le han agregado otros implementos, como la mezcladora de harina, por lo que ya no se tiene que amasar.

En Zacapa funcionan negocios como Guto’s, Los Chevy’s y el WJB, que fue abierto en 1986.

Otro ejemplo son los restaurantes Las Tres Marías, en Teculután y Río Hondo, Zacapa, y en San Agustín Acasaguastlán y Guastatoya, El Progreso. Son propiedad de la familia Cordón Sarg, que comenzó hace 19 años con una carreta que se instalaba en el parque de Teculután.

Arturo Cordón, propietario, indicó que en la actualidad la empresa genera empleo para 15 familias.

La venta se abrió un 29 de febrero, y se acabó en cuatro horas, en especial por la curiosa forma de envase de gasesosa en lata de la carreta, que fue bautizada como el Tambo, recuerda Kathy Sarg, copropietaria del negocio.

Después de cinco años de ir y venir con el Tambo, Kathy abrió la primera venta fija en la esquina de ese parque, al que bautizó como Las Tres Marías, en referencia a sus hijas.