Deportes

Plata, el incansable hacedor de sonrisas

“En el futbol, día tras día, siempre tienes que demostrar tu valía”, mencionó en una entrevista el  portugués Luis Figo. Juan Carlos el Pin Plata, máximo anotador del balompié nacional —411—, interpretó y adoptó a la  perfección el ideal del exjugador del Barcelona y del Real Madrid  desde su brillante carrera dentro del rectángulo de juego; y  como entrenador no ha sido la excepción.

Juan Carlos Plata da clases a Escuelas Metropolitanas. (Foto Prensa Libre: Edwin Fajardo)

Juan Carlos Plata da clases a Escuelas Metropolitanas. (Foto Prensa Libre: Edwin Fajardo)

“Vino a vernos Plata”, exclaman emocionados algunos de los más de  cien  niños que se ejercitan constantemente en los populares  campos Wálter Manía Villatoro como parte del proyecto de  Escuelas Metropolitanas del Futbol (Emefut).

“Vamos a entrenar para  divertirnos y poder continuar con nuestro aprendizaje”, les indica Juan Carlos, mientras los pequeños soñadores se quedan atónitos, al tiempo que el viento  levanta leves polvoradas. 

Plata, después de su polémica salida del cuerpo técnico de Municipal, aterrizó en Emefut para cumplir el rol de asesor técnico, labor que siempre combinó con la Selección Nacional de Wálter Claverí.

“No duré ni siquiera una semana sin trabajo. Gracias a Dios las oportunidades aparecieron ni bien Municipal me comunicó que no continuaría en el equipo”, refiere Plata, mientras los niños disfrutan de un partido de futbol en las canchas de tierra que siempre lo contemplaron en su infancia.

“Acá vino Mariano Aguirre para llevarme a la especial de los rojos. Ese día marqué tres goles, aunque a mi hermano Mauricio era a quien buscaba”,  confiesa el ídolo escarlata, quien lamenta la suspensión del futbol guatemalteco.

“Es difícil”, señaló triste, “se corta la posibilidad de darle seguimiento a varios jugadores  y se pierde a dos generaciones”, comenta quien desde los once años comenzó a trabajar como panadero, mensajero y tipógrafo para apoyar a sus padres con los gastos del hogar.

“Aprendí varios oficios por mi padre, salvo marimbista porque nunca pude agarrar las baquetas”, agrega el Pin entre sonrisas, mientras los niños lo rodean para comprobar que su ídolo tiene piel y habla.

ESCRITO POR: