Dicen los autores que, a pesar del crecimiento residencial de todas las ciudades, en Antigua Guatemala se ha presentado un fenómeno muy peculiar que ha colocado un poco de freno al desarrollo inmobiliario dentro del casco urbano. Este fenómeno es la regulación sobre la conservación del área histórica de la ciudad colonial.

Una amplia regulación de la construcción y desarrollo en la ciudad de Antigua, aunado a los fenómenos de explosión demográfica y al pintoresco escenario que produce el especial paisaje de su entorno en las personas, ha empujado definitivamente a un crecimiento en el desarrollo urbanístico de otras poblaciones en los alrededores de esta ciudad.

La investigación que realizaron los ingenieros tuvo como objetivo realizar un análisis sistematizado del entorno de cada una de las principales poblaciones de los alrededores de la Antigua.

Analizaron los atractivos que estas ofrecen a los potenciales compradores, y plantearon una referencia de precios del suelo en cada caso, explicando de alguna forma el potencial que ha dado lugar al desarrollo de condominios y complejos habitacionales de mayor tamaño.

¿Qué le gusta de la Antigua?, preguntaron a muchas personas. Entre las respuestas más representativas están: 1) el paisaje natural y la vista a los volcanes, 2) la proximidad a la Antigua Guatemala, 3) la arquitectura colonial y 4) la exclusividad.

Con respecto al paisaje natural, observaron que no todo es visible desde cualquier lugar y que lo que es visible depende de los siguientes factores: 1) que se vean cerros y volcanes en los alrededores, cosa que se cumple casi en todos los casos. 2) Que el ancho de las calles y banquetas sea lo suficientemente amplio para permitir a los transeúntes dirigir miradas por encima de los techos sin perder la visibilidad de las montañas, y 3) que los techos de las casas no sean tan altos que impidan la visibilidad del paisaje.

En cuanto a la proximidad a la Antigua, es común encontrar rótulos promocionando condominios y casas que indican “a 5 minutos de la Antigua”. La pregunta es: ¿dónde empieza la Antigua?

Luego, en relación a la arquitectura, se tiene que el área de máxima protección se encuentra bajo una regulación que norma hasta el más mínimo detalle; sin embargo, en las poblaciones cercanas se puede observar casas que cumplen con esta normativa, pero la mayoría no la cumple a cabalidad, observándose añadidos con detalles propios de construcciones a gusto de los propietarios, y finalmente, la exclusividad, que es una de las necesidades intangibles más notorias del ser humano, respecto de la necesidad de ostentación y reconocimiento.

La figura de “barrera” que marca dos territorios lo establecen los factores siguientes: 1) valor del terreno, 2) requisitos constructivos establecidos por los desarrolladores y 3) los costos de seguridad y mantenimiento del condominio. Otros detalles que marcan diferencias fueron: 1) seguridad, 2) muro perimetral, 3) áreas y canchas deportivas, 4) piscinas, 5) parques interiores y 6) casa club.

Las poblaciones en estudio fueron: Santa Lucía Milpas Altas, San Mateo Milpas Altas, El Hato, San Cristóbal el Bajo, San Juan del Obispo, Santa Catarina Bobadilla, San Pedro Las Huertas, Santa Ana, Ciudad Vieja y Jocotenango.

Como resultado de la investigación encontraron que los precios más altos con relación a la vista o el paisaje están en Ciudad Vieja, seguida por Santa Ana y de último, El Hato. El valor promedio en relación a la distancia se encontró en Ciudad Vieja, y los más bajos en Santa Lucía M.A., San Mateo y El Hato.

En cuanto a la arquitectura colonial, los valores más altos de la tierra fueron para Ciudad Vieja, y los más bajos para Santa Lucía M.A., San Mateo M.A. y El Hato.

Como conclusiones, se definió que: 1) el precio de la tierra es más bajo a medida que se aleja de Antigua; 2) los detalles arquitectónicos no afectaron los valores, 3) la mayoría de las poblaciones no muestra orientación al turismo, y en el caso de los condominios, el 75% mantiene normas coloniales debido a que los compradores buscan precisamente eso.