Economía

Responsables de matar el futuro  

Dicen que después de la tempestad viene la calma, también dicen que el guatemalteco por cultura soporta, soporta y agacha la cabeza, también se dice que nos caracterizamos por tener memoria corta y amnesia colectiva. Que poco a poco nos hemos vuelto insensibles ante tantos muertos y ante tanta corrupción.

Llegó la hora y la oportunidad para que no sigamos matando nuestro futuro, la hora de mantener el clamor popular y asumir la responsabilidad de que esta vez la campaña política u otros distractores no nos desenfoquen de lo que puede llegar a representar hacer una limpieza de cuanto corrupto se ha arraigado o pretenda arraigarse en el Estado.

El monstruo de la corrupción con el paso del tiempo ha crecido a tal nivel, que se ha vuelto el aspiracional de muchos para obtener posiciones políticas o puestos dentro de los gobiernos para enriquecerse sin importar el sufrimiento de quienes han dejado de recibir servicios básicos. Fortunas hechas a costas del deterioro del funcionamiento eficiente de las entidades de gobierno. A muchos nos consta cómo en dependencias públicas se quedan sin poder trabajar porque no se ha pagado la electricidad o el teléfono. Actividades de asistencia en el campo que no se pueden hacer, porque no tienen para la gasolina o para reparar un vehículo o el descubrimiento en los hospitales de medicinas robadas escondidas en el techo.

La corrupción corroe, es como la manzana podrida que va contagiando desde los niveles más altos hasta los más bajos Es el momento de recordar las historias de la década pasada, donde la Policía hacía colas en las gasolineras para obtener un galón de gasolina o la de que cada policía tenía derecho a una sola bala. Peor que eso, niños sin salud, sin educación, carreteras que al año ya no sirven, obras que no existen, plazas fantasmas, entregas de insumos que solo están en papel, pero que nunca se dieron, mientras muchos acumulan fortunas a costa de ello. Seguir tolerando eso, es continuar matando el futuro

La oportunidad que tenemos en este momento es única, se ha estado esperando por muchos años, y no se debe dejar pasar. El camino por recorrer apenas empieza, la aduana es apenas uno de muchos otros focos que existen y que también tienen que ser desmantelados. Con la Ley en la mano y respeto al orden constitucional tenemos que seguir exigiendo llegar hasta el final. Pero el final no es solo que el Ejecutivo, el Congreso y las cortes informen a la población de los pasos que se van a seguir para que la justicia caiga en los responsables de la red de corrupción en la administración tributaria. Es que se entregue a la sociedad un calendario de fechas en las cuales se irá dando a conocer lo que se hará en dependencia por dependencia donde las redes se han venido expandiendo gobierno tras gobierno… Esta es la oportunidad.

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