En 1813, la Real Audiencia prohibió la celebración de todo tipo de reuniones y tertulias, lo que afectó a los músicos. Por ello, organizó la Sociedad Filarmónica del Sagrado Corazón, en el convento de La Merced, con el objetivo de promover y defender a los músicos, y no a los maestros, como había sido tradicional en los gremios.
Una de las actividades de esa agrupación era la celebración del Día del Músico, el primer domingo de julio, durante la cual se ofrecía un concierto público. En la actualidad se conmemora con misa con orquesta y coros en la iglesia de La Recolección.
Samayoa fue el primero en cultivar el género sinfónico. Varias de sus obras fueron redescubiertas en el siglo XX. Consiguió admirable maestría en el bel canto y en el gregoriano, de lo cual ningún otro maestro de su tiempo pudo enorgullecerse. Dejó escritas memorias, sobre la vida de algunos músicos del país.
De sus primeras sinfonías solo se conoce la número 7, compuesta en julio de 1834, y dedicada al triunfo de las armas federales en Xiquilisco (Usulután, El Salvador).
También destacan sus piezas para orquesta y coro: tres misas, dos versiones del taedet animam meam, un oficio de difuntos, una salve, dos parce mihi, vísperas de Nuestra Señora que incluyen un magnificat, dos motetes, un libérame domine y un par de villancicos al Santísimo Sacramento.
Institución
La Asociación Filarmónica de Guatemala aún existe.
Es la organización gremial más antigua de Latinoamérica, y se fundó un mes y tres días antes que la Sociedad Filarmónica de Londres, Reino Unido (1815).
Brindó un fuerte impulso a la práctica orquestal laica.