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Bochorno en el Congreso

El 16 de julio de 2009 los diputados Mario Taracena, de la UNE, Anabella de León, Gudy Rivera y Alejandro Sinibaldi, del PP, protagonizaron una riña frente a miembros del cuerpo diplomático en el pleno del Congreso de la República.

Anabella de León lanza un vaso de agua a Mario Taracena en el Congreso. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca)

Anabella de León lanza un vaso de agua a Mario Taracena en el Congreso. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca)

El hemiciclo se convirtió en un cuadrilátero cuando los diputados en mención se enfrentaron física y verbalmente, debido a supuestas ofensas contra la primera dama, en ese entonces, Sandra Torres de Colom.

“Ellos obedecen los deseos de la jefa del Estado”, dijo Sinibaldi en el pleno en alusión a Torres. La diputada Nineth Montenegro pidió la palabra y, mientras pronunciaba su discurso, Taracena se acercó a Sinibaldi para pedirle que se tranquilizara, ya que se estaba insultando con el oficialista Léster Reyna.

Sinibaldi, molesto, empujó a Taracena, quien volvió a ser empujado, por la espalda, por Fredy Viana, también del PP. Diputados de ambas bancadas corrieron a separar a los enardecidos diputados, y en vez de calmarse la situación, la diputada Anabella de León, aprovechó para lanzarle un vaso de agua a Taracena.

Mientras pasaba esto, el diputado Mauro Guzmán, de la UNE, con las manos empuñadas, retó al diputado Gudy Rivera, quien vociferaba ofensas.

Indignación del cuerpo diplomático

Los embajadores de Estados Unidos, Stephen McFarland; Ecuador, Roberto Ponce; Chile, Jorge Saavedra; Francia, Michele Ramis; Venezuela, Orlando Torrealba, y representantes de España, Gran Bretaña y Alemania llegaron temprano al Congreso, para presenciar la ratificación del mandato de la Comisión contra la Impunidad en Guatemala (Cicig).

Al momento de iniciarse la riña entre los diputados, McFarland fue el primero en levantarse de su asiento, e indignado, salió del palco, directo a la puerta de salida, tras él sus pares de otros países lo siguieron, entre murmullos por el lamentable espectáculo presenciado.

El embajador Ponce dijo en la salida del Congreso: “No esperábamos un acto de esta naturaleza. Nos encontramos con que hay una discusión entre partidos que se supone que estaba superada, y no solo se vuelve a dar, sino que, además sirve para que protagonicen un espectáculo que creemos indigno de los diputados de este país”. Por su parte la embajadora francesa no salía del asombro por la actitud de los legisladores, y los diplomáticos presentes también murmuraban sobre las ofensas vertidas contra las parlamentarias.

Aunque todos los diputados dijeron sentirse avergonzados ante la comunidad internacional, las muestras de consideración para con los embajadores no fueron muy notorias antes de que se iniciara la sesión, ya que los diplomáticos no fueron recibidos por la Junta Directiva, ni por los jefes de bloques.

De hecho, los embajadores fueron ubicados desde temprano en el palco diplomático, y después los trasladaron al Salón del Pueblo, donde les ofrecieron café y enseguida los devolvieron al referido palco, sin que nadie les diera la bienvenida.

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