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La fruta que le da sabor a la Navidad

Se bebe en el ponche y se hilvana en hilo para adornar los nacimientos y paredes, en otras palabras, su aroma es sinónimo de fin de año. Se trata de la manzanilla.

La manzanilla es característica de la época navideña. (Foto: Hemeroteca PL)

La manzanilla es característica de la época navideña. (Foto: Hemeroteca PL)

La manzanilla es una pequeña fruta propia del altiplano y de la temporada más fría del año. Es utilizada para hacer jalea y pasteles, pero es más popular porque sirve para sazonar el ponche navideño, así como para decorar los nacimientos guatemaltecos y las paredes de las residencias.

Su aroma es sinónimo de Noche Buena, junto al pino, la flor de pascua, aserrín, chocolate, quema de velas, hojas de pacaya, pinabete, musgo, paxte, pata de gallo, y otros.

La manzanilla es un producto exclusivo de tierra fría, especialmente en las regiones quetzaltecas de Cantel y Palestina. Otro lugar donde se cultiva es en Momostenango, Totonicapán.

No puede ser transplantada

La reproducción de esta fruta es únicamente a través de la siembra de la semilla, ya que una planta se seca si es transplantada de un sitio a otro, explicó Eduardo Cifuentes, del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA). Debido a que la época de venta es corta, su producción agrícola es baja y no se ha industrializado, agregó.

Esta fruta también es adquirida para la preparación de alimentos de alto valor nutritivo o para preparar infusiones utilizadas como expectorante.

Puede ser adquirida por libra a un costo de Q2 a Q5, según el tamaño. Si es hilvanada en cordones, la vara cuesta de Q3 a Q6.

Lina Ventura, una vendedora del mercado quetzalteco La Democracia, contó que su oficio es de abolengo, porque sus abuelos se dedicaron a la venta de manzanilla desde niños.

El vendedor Juan Cortés refirió que por tradición el comercio de manzanilla se da con mayor originalidad en los municipios de Quetzaltenango durante la Navidad.

Sin fronteras

Fernando Urquizú, historiador del Centro folclorista de la Universidad de San Carlos, expuso que es interesante cómo algunos vegetales utilizados por los católicos han trascendido las fronteras religiosas.

“Llama la atención que la manzanilla haya salido de los nacimientos católicos para incorporarse a religiones iconoclastas cristianas, es decir las que no necesitan imágenes como elementos didácticos en la enseñanza del evangelio”, expuso.

Al igual que otras plantas como la hoja de pacaya y la pata de gallo, se ha ido posicionando en las áreas de los cultos y los salones de la liturgia evangélica, puntualizó.

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