Guatemala

Cerro de los Muertos

Con más de mil 800 años de historia, Kaminaljuyú fue el sitio con más larga ocupación en Mesoamérica, por su posición geográfica, que lo convirtió en centro de intercambio comercial. Pese a su gran tamaño, la información al respecto es relativamente escasa y la investigación, difícil, debido a la expansión de la Ciudad de Guatemala, en cuyas zonas 3, 7, ll, 12 y 13 aún es posible encontrar montículos, en terrenos públicos o privados.

Montículo del Parque Nacional, donde fue descubierto un talud de piedra, el cual se volvió a cubrir, para  conservarlo.

Montículo del Parque Nacional, donde fue descubierto un talud de piedra, el cual se volvió a cubrir, para conservarlo.

Todavía no se conoce el verdadero nombre de esta ciudad. Se le bautizó como Kaminaljuyú, que en k’iche’ significa “Cerro de los muertos”, posiblemente por los múltiples entierros mayas encontrados a principios del siglo XX.

El primer mapa que se conoce del lugar es de 1878, y “no fue objeto de cambios luego, con más investigaciones”, comenta la arqueóloga Bárbara Arroyo, directora del parque Kaminaljuyú. Sin embargo, los primeros estudios científicos se efectuaron en 1925, por Manuel Gamio, y posteriormente, en 1935, por la Institución Carnegie y la Universidad del Estado de Pennsylvania.

La ciudad llegó a tener una extensión de cinco kilómetros cuadrados y contó con unas 200 edificaciones, de las cuales aún hay rastro de 33.

Canales de riego

Los primeros habitantes llegaron a la región alrededor del año 1000 a.C. y se quedaron en esa área debido a la abundancia de agua del lago Miraflores y la fertilidad de la tierra.

Comenzaron a trabajar en agricultura, objetos de cerámica e instrumentos de piedra.

“En el año 800 a.C. el sitio comenzaba a ser un punto de distribución importante, ya que por su ubicación geográfica era un cruce de caminos entre la Costa Sur y las tierras bajas del norte, lo cual favorecía el comercio, sobre todo de obsidiana y jade”, afirma la arqueóloga Marion Popenoe de Hatch, quien trabajó varios años en el sitio.

Durante esta época se construyeron grandes edificios y se manufacturaron piezas de cerámica. La ciudad llegó a ser una metrópoli muy organizada, con la construcción de canales de irrigación para el cultivo de maíz, frijol, calabaza, chile, aguacate e incluso cacao.

Con el crecimiento de la urbe sus ocupantes planificaron la construcción de plazas rodeadas por edificios y templos, de los cuales se conservan muy pocos.

“Hay pocos rastros de arquitectura. Primero, por el urbanismo moderno, y después, porque utilizaron mucho barro y materiales perecederos”, explica Arroyo.

Las construcciones más grandes estaban rellenas de tierra, lodo y talpetate —piedra pómez, arena volcánica y barro—, y las fachadas eran recubiertas con capas de arcilla.

“Estudios de los jeroglíficos indican que los primeros habitantes de Kaminaljuyú fueron mayas que hablaban el idioma cholano”, afirma Popenoe.

La decadencia

Después de esa época de abundancia y gran desarrollo, el lago Miraflores se secó en forma paulatina y la ciudad decayó. Los habitantes emigraron a otras áreas, pero antes de irse destruyeron gran parte de su arquitectura. Otros expertos atribuyen la desocupación a conflictos con pobladores del noreste, específicamente los quichés, que estaban en plena expansión. Hacia el siglo II de nuestra era, estos impusieron su estilo de vida, con nuevos diseños en la cerámica y la arquitectura. Las estructuras eran lisas, sin mayores escrituras o adornos.

“Poco a poco la ciudad se levantó nuevamente. Aumentó la cantidad de habitantes y recuperó su economía, siempre como centro de distribución”, agrega Arroyo.

“En esta época destaca la presencia de la influencia del reino de Teotihuacán —hoy México—, con quienes se tenían relaciones comerciales, al igual que con algunos sitios de Petén, según se ve por los restos de cerámica encontrados”, afirma Popenoe.

Durante estos años hubo muchos talleres de obsidiana y chayal, en donde se elaboraban navajas, cuchillos, mosaicos decorativos, piezas con forma excéntrica y otros objetos.

La ciudad se extendió y se crearon varias plazas, en las cuales se han encontrado juegos de pelota, que eran un importante punto de reunión. Hay evidencia de 12 canchas de juego.

Después del año 900 d. C., la economía decayó y los habitantes fueron emigrando a otros sitios, probablemente al área de Chinautla.

Kaminaljuyú actual

En la actualidad, el parque Kaminaljuyú, que pertenece al Ministerio de Cultura y Deportes, ocupa 10 hectáreas.

Los visitantes tienen la oportunidad de apreciar la acrópolis, que es un grupo de montículos, y la llamada Palangana, área techada donde se encuentra una estructura desenterrada, con un andamio, para verla de cerca.

Desde hace dos meses el parque cuenta con un centro de visitantes donde se pueden apreciar réplicas de piezas halladas en el sitio, fotografías antiguas de este y mapas de ubicación.

Entre la calzada Roosevelt y el Anillo Periférico se encuentra el Museo Miraflores, donde se exhiben piezas originales encontradas en el lugar. También ofrecen una explicación didáctica de la vida en esa ciudad.

Sorprende ver la enorme maqueta del sitio, sobre la cual se superpone la actual distribución de calles, que permite ver cómo a diario miles de personas transitan por donde hace dos milenios también se desarrolló una intensa actividad.

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