Los ciudadanos, que se desplazaron de distintas zonas de la capital con colores distintivos, se congregaron en la Plaza de la Constitución, desde donde se podía apreciar los rostros de Juan XXIII y Juan Pablo II, sobre la Catedral Metropolitana.
“Todos debemos y podemos ser santos”, aseguró Vian, quien exhortó a los feligreses a discernir sobre la vida de estos nuevos santos de la Iglesia, para llevar una vida correcta.
La eucaristía inició, a las 17 horas, con el rezo de la Divina Misericordia. En diferentes departamentos como Chimaltenango, Chiquimula, Quetzaltenango, entre otros, también se llevaron a cabo actividades religiosas por esta canonización histórica.