Los familiares indicaron que Méndez empezó con bronconeumonía hace 15 días, y aunque logró recuperarse, recayó el jueves.
“Sus últimas palabras fueron para mi abuelita Marta —esposa de Méndez—, a quien le dijo: Qué bonitos tus aretes. Luego cerró los ojos y se quedó dormido. Murió como debía morir, con mucha tranquilidad”, agregó Enríquez.
El cuerpo de Méndez será inhumado hoy en el Cementerio General de Patzún, Chimaltenango, su tierra natal.
Trayectoria
Méndez Santizo nació el 7 de marzo de 1928, y a los cuatro años falleció su madre, María Dolores, por lo que su hermana María Alfonsina y su padre Lisandro “forjaron su vida”, explica una carta entregada por los familiares.
Llegó a la capital a los 12 años, y tras una corta estadía en México, regresó al país y, a petición de vecinos, fundó la farmacia La Trinidad, en el barrio El Gallito, zona 3.
En 1953 creó la mezcla de la pomada GMS —sus iniciales— para aliviar las úlceras en las piernas de una mujer.
Su invento ha permanecido en los botiquines de cientos de guatemaltecos, que usan la pomada o el balsámico para diversos padecimientos en la piel, desde piquetes de zancudo hasta quemaduras o escaldaduras, por sus propiedades antibióticas, desinflamantes, analgésicas, cicatrizantes y antisépticas.
Hombre de fe
Guillermo Méndez fue padre de cinco hijos que nacieron en el barrio El Gallito, zona 3, lugar que tuvo que abandonar hace 11 años debido a la inseguridad. Sin embargo, los vecinos lo recuerdan como “hombre de fe”.
De acuerdo con los familiares de Méndez, cada cosa la hacía encomendada a Dios. “Hágase, Señor, tu santa voluntad”, era una de sus frases.
Según Luz Méndez, hija de don Yemo, su fe en las personas era grande. “La semana pasada una persona nos llegó a pagar Q25 que mi papá les prestó hace 50 años”, refirió.
“Para él todas las personas somos iguales a los ojos del Señor, y por ello es que uno debe sembrar rosas para cosechar rosas. Él vivió bajo esos preceptos, y nosotros crecimos con ellos. Estoy orgullosa de sus enseñanzas”, expresó su hija.