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Estafas en línea van en aumento

En la década de 1990 empezaron a llegar cartas donde informaban de una transferencia del Banco de Nigeria o un supuesto prisionero que pedía dinero para sobornar a los guardias que lo custodiaban.

En la actualidad son correos electrónicos que tienen el mismo objetivo de las cartas, que es pedir información para estafar o hacer bases de datos.

Los textos se han diversificado. Antes pedían datos para transferir dinero de una cuenta de algún millonario que había muerto con su familia.

También podía ser un ejecutivo del Banco de Nigeria que necesitaba enviar el dinero a una cuenta bancaria y a cambio repartir el dinero entre él y el dueño de la cuenta al que se haría la transferencia.

La viuda

Prensa Libre tuvo acceso al correo electrónico, supuestamente de Chantal Ibrahim, de Kuwait, quien relata que padece cáncer. Su esposo, con quien no tuvo hijos, dejó US$4.5 millones, los cuales pide que una persona se haga cargo de distribuir en orfanatos, escuelas y hospitales, pero necesita un número de cuenta.

Actualización

Otros correos electrónicos son de bancos que le piden al usuario actualizar sus datos, aunque la persona no tenga cuenta en la firma que solicita información.

Otro correo es aparentemente del “Dr. James Cobb, Gerente Regional Jefe de Sucursal Bancaria Egg Plc Londres”. Él relata que existe una cuenta con 21.5 millones de libras esterlinas, de un millonario que falleció y no dejó beneficiarios.

El supuesto ejecutivo propone repartir el fondo con quien responda. A cambio pide nombre, número de celular, dirección física y electrónica.

Lotería en línea

En este correo, Microsoft de Reino Unido supuestamente le informa al usuario que fue el ganador de una lotería electrónica y el premio es de €250 mil. A cambio piden nombre, dirección, ocupación, edad, sexo, nacionalidad, residencia, ciudad, estado y números de teléfono móvil y fijo.

Érick Sosa, estratega de Microsoft, afirmó que esa empresa no hace tal lotería y que este tipo de correos son para hacer bases de datos y luego venderlas u obtener números de cuentas a las que podrían acceder. En algunas ocasiones llaman para pedir claves o números de miles de usuarios.

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