El accidente del bus de Transportes Sanmartineca cayó en un abismo de unos 200 metros, la mañana del lunes recién pasado, en el kilómetro 64, San Martín Jilotepeque. El saldo fue de 46 personas muertas y 41 heridas.
“Yo no perdí a nadie, fue el pueblo el que perdió”, dijo Carmen Batz, quien lloraba en la puerta de su casa.
Las moñas negras invadieron la localidad: taxis, autobuses, mototaxis y negocios colocaron una para solidarizarse con las familias de las víctimas.
Todos tenían algo que decir. Todos caminaban al velatorio de alguien que conocían.
“Élmer era mi amigo, nuestro amigo; por eso le pusimos moñas al tuc tuc”, refirió José Puac, conductor de uno de esos vehículos.
Sorpresa
La Municipalidad de San Martín Jilotepeque colocó en el frente del edificio una lista de las víctimas y heridos. Desde la mañana, las personas se aglomeraban y se sorprendían con los nombres que veían. Si no conocían a la víctima, conocían al hermano, al padre o al hijo. Todos tenían alguna conexión con los afectados.
Algunas calles del municipio fueron cerradas por el paso del cortejo fúnebre de algunas víctimas.
Familiares de los fallecidos abarrotaron la sede del Registro Nacional de Personas (Renap) de ese municipio, en busca del documento que certifica la muerte de sus seres queridos, un requisito para poder sepultarlos. Quienes lograron el trámite sepultaron a sus parientes ayer por la tarde, bajo una fuerte lluvia, en el cementerio de la localidad.
Algunos no corrieron con esa suerte. Félix González, de 54 años, no logró obtener el acta de defunción de su esposa, Rogelia Zet Chavix, 51, porque el nombre en su documento de identificación estaba cambiado, por lo que pasó toda la tarde tratando de resolver el problema con personal del Renap.
A pedido de las familias afectadas, los féretros recorrieron calles y avenidas del pueblo, y pasaron frente a la municipalidad y la iglesia.
“Me quedé solo”
María Teresa Chávez, 56, escuchó las sirenas y supuso que algo andaba mal. “Lo sentí aquí, aquí”, decía mientras se tocaba el corazón. Ella estaba en su trabajo cuando escuchó las ambulancias. Salió a la calle y minutos después le dijeron que un bus se había accidentado.
“Pensé en mis nietos y mi nuera, porque habían tomado el bus a las siete y media. Me entró la desesperación”. Pidió permiso en su trabajo y se fue al lugar del accidente.
“Como pude bajé—al barranco donde quedó el bus—. Me regresó la Policía, pero busqué otro camino y llegué. A la primera que vi fue a mi nuera, Ofelia. Estaba bajo el bus. Después encontré a mi nieta, Verónica, de 6 años; estaba también bajo el bus”. Chávez continuó buscando entre todos los cuerpos, pero no encontró a su otro nieto, Alexánder, de 5 años.
“Al final, cuando pensé que talvez estaba vivo y lo habían llevado a un hospital, me acerqué a un señor y mostró las fotografías de los muertos, y allí estaba Alexánder”.
Nery Paredes Chávez, 25, se enteró de la muerte de su esposa y sus dos hijos porque su madre lo llamó para contarle.
“No puedo creer que me quedé sólo. El domingo estuvimos jugando y éramos los más felices del mundo. Mirá cómo la vida juega con uno, pues”, se lamentó Paredes, quien también perdió a su suegra, su cuñada y un sobrino. Todos fueron llevados a la aldea Chipastor, a una hora de distancia de la cabecera municipal.
Identifican a víctimas
El Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) identificó a 41 de las víctimas del accidente. Solo al conductor le fue practicada la necropsia, ya que el Ministerio Público solicitó que le hicieran una prueba toxicológica, para verificar si conducía ebrio.
Según Sergio Rodas, jefe del Departamento Técnico-Científico del Inacif, en este tipo de muertes no es necesario practicar necropsia, pues se sabe el motivo de la muerte, por lo que la morgue móvil instalada en el lugar se ocupó en identificar los cuerpos y entregarlos legalmente a sus familias.
Rodas detalla que hasta ayer habían sido identificados los cuerpos de nueve niños, de los cuales cuatro son mujeres y cinco varones; 19 mujeres adultas y 13 hombres adultos. Agregó que otras cinco personas que pudieron haber muerto en hospitales no habían sido reportadas como víctimas del accidente.
De los cuerpos identificados, 40 ya fueron entregados a sus familiares, y un hombre no identificado sigue en la morgue de Chimaltenango, según Rodas.
Édgar Gómez, encargado de una funeraria contratada por el seguro del autobús, indicó que entregaron 34 ataúdes para las víctimas. “Los demás contrataron servicios funerarios privados”, explicó.
LARGA RECUPERACIÓN ESPERA A SOBREVIVIENTES
“Solo por un milagro estamos vivos”
Ninguno de los sobrevivientes puede creer que esté con vida, pero a pesar de los golpes, fracturas y cuadros clínicos complicados, todos agradecen al cielo el haber sobrevivido a la mayor tragedia en el servicio del transporte colectivo de San Martín Jilotepeque, Chimaltenango.
“Solo la mano de Dios hizo que estemos con vida”, dice Ramiro López, quien recuerda que dos kilómetros antes de que el autobús cayera en el precipicio, comenzaron a notar que se desplazaba muy rápido. “Nos empezamos a poner nerviosos, ya que el piloto a cada momento se le quedaba viendo al ayudante, y al llegar a una curva quiso detener el avance tirándose hacia el paredón, pero en lugar de parar el vehículo hizo que perdiera el control y cayéramos al abismo”, relata López.
“Las personas empezaron a caer unas encima de otras y los gritos de pánico se apoderaron del interior del automotor. Yo quedé atrapado entre unos sillones y calculo que tenía encima a unas cuatro personas, las cuales me causaron fracturas en los tobillos, cadera y fémur”, cuenta el afectado, que ahora necesitará placas de platino e inmovilizadores durante varios meses. No sabe cuándo podrá retomar sus estudios de Economía en la Universidad de San Carlos.
Teme que nadie lo indemnice. “Hasta el momento, la aseguradora del bus no se ha hecho presente. En estos buses no dan un ticket para que uno pueda accionar legalmente y hacer que la aseguradora lo apoye a uno en la recuperación, pero haber quedado con vida es suficiente, por lo que le doy gracias al Creador”, enfatizó.
VIVENCIA ANGUSTIOSA
Esteban Balán se encomendó a Dios cuando el bus iba en el aire. Pensó que iba a morir. “Al caer al fondo se escuchó un gran estruendo y segundos más tarde estaba cubierto de sangre. Intenté moverme, pero no podía, ya que uno de mis brazos no me respondía. Con el otro brazo toqué mi cuerpo para sentir si estaba completo. Sufrí fracturas en el brazo derecho y la pelvis, por lo que tardaré varios meses en recuperarme. Lo importante es que seguimos vivos”, expresó.
FAMILIARES
Bernarda Lorenzo Tuy contó que su esposo, Sebastián, y su hijo José iban en esa unidad. El primero está internado, y al segundo le dieron de alta, aunque la noche del lunes último se le inflamó el estómago y lo llevó a un sanatorio, donde le detectaron una herida en el hígado.
“Tengo poco dinero y no me alcanzará para tantos gastos médicos. Queremos que la aseguradora nos responda”, expresó Tuy.
María Cristina Díaz afirmó que está consternada con lo sucedido, ya que en su hogar Leopoldo Xanxavín, de 23 años, tendrá que ser operado porque tiene fracturas en el 60 por ciento del cuerpo, y uno de los riñones le dejó de funcionar. Bernardino Xanxavín, de 24 años, murió al llegar al Hospital Roosevelt.
“La Municipalidad de San Martín nos dijo que gestionan para que la aseguradora se haga responsable, ya que hasta el momento no se han acercado con nosotros. Somos de escasos recursos”, añadió Díaz.
Actualmente hay 10 personas internadas en el Hospital Nacional de Chimaltenango, informó Henry Girón, director de esa institución. Cinco necesitarán placas de platino y clavos. “Ninguno deberá realizar ningún gasto en la compra de este material médico quirúrgico, ya que el ministro —de Salud— se comunicó y nos indicó que el Ministerio correría con los gastos”, dijo Girón. Otros siete pacientes fueron trasladados a los hospitales Roosevelt y San Juan de Dios, por la gravedad de las lesiones.-Por José Rosales.
Trámite
Pagarán seguro
Aseguradora La Ceiba, empresa que cubre el seguro del autobús accidentado el lunes último, informó que se instalará en la Gobernación de Chimaltenango o en la Municipalidad de San Martín Jilotepeque a partir de hoy, para comenzar el trámite de pago a las familias de las víctimas.
Alejandro Beltranena, gerente general de Aseguradora La Ceiba, dijo que las familias de las víctimas recibirán una cantidad, según la tabla establecida para fallecidos y heridos.
Beltranena comentó que aún no han definido el lugar adonde se trasladarán, “por el tiempo que sea necesario”, para pagar a las familias.
Los tres requisitos para quienes reclamen el pago es presentar el documento personal de identificación, el acta de defunción de la víctima y la certificación que compruebe su relación: el certificado de matrimonio, en caso de esposo o esposa, y de nacimiento, para los hijos.
Para los heridos se debe conocer la lesión y tiempo de incapacidad.
Tránsito
Endurecer sanciones
El Gobierno se propone reformar el reglamento de transporte extraurbano, para ser “mucho más estrictos” con las sanciones que impondrían a quienes sobrecarguen un autobús o excedan velocidad, dijo el jefe de la Dirección General de Transportes, Ricardo Goudbaud.
Además, la unidad accidentada hace dos días no había sido revisada desde hacía tres años.
Dato
Saldo del accidente del autobús:
46 personas muertas.
41 lesionadas.