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Seguridad sísmica es relativa en Guatemala

Pese a que Guatemala es una nación altamente sísmica y así lo confirman las crónicas coloniales que documentan movimientos telúricos desde finales del siglo XVI, en el país todavía hay poca cultura de prevención ante estos fenómenos naturales.

el "triángulo  de la vida" es una polémica medida de seguridad, pues su efectividad depende de demasiados factores fortuitos.

el "triángulo de la vida" es una polémica medida de seguridad, pues su efectividad depende de demasiados factores fortuitos.

Existen muchos prejuicios y mitos en cuanto a cómo reaccionar en caso de temblor o terremoto.

Los expertos coinciden al señalar que, en caso de sismos, el nivel de riesgo y el potencial de seguridad para las personas se hacen relativos: al tipo de construcción, a la región y su suelo y a la historia sísmica.

Ahora bien, afirman que tanto en hogares como empresas y entidades educativas es necesario tener planes de evacuación después del sismo, así como identificar los sitios más seguros en una casa o edificio.

Triángulo de la vida

Una de las medidas de emergencia más difundidas y controvertidas es el llamado “triángulo de la vida”, propuesto por el rescatista estadounidense Douglas Copp, el cual ha sido fuertemente cuestionado y aún así pululó en redes sociales tras el terremoto de San Marcos, el 7 de noviembre último.

Este método consiste en que si un edificio colapsa, los objetos que se encuentran en su interior son aplastados por el peso del techo que cae, pero alrededor de cada uno de estos quedarían espacios vacíos donde podría sobrevivir alguien si se coloca en posición fetal al lado de alguno de ellos; un escritorio, por ejemplo.

La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) no recomienda el “triángulo” y se suma a otras organizaciones como el Servicio Geológico de Estados Unidos y la Cruz Roja Americana, que adversan esa técnica.

Alejandro Maldonado, director ejecutivo de Conred, explica: “No todo lo que dice esa teoría está equivocado, pero mezcla cosas ciertas con otras que no lo son, y esto puede ser peligroso. Entonces, nosotros no podemos decir que usen el método, pero con estas excepciones y aclaraciones, así que lo más fácil es no recomendarlo. Hay conceptos que están equivocados y no se pueden aplicar de forma universal porque el comportamiento de las estructuras en el país es muy distinto al de otros, y no podemos suponer cómo van a reaccionar. Por ejemplo, el comportamiento de una vivienda de adobe no coincide con las suposiciones del triángulo de la vida. Además, aunque asumamos que el método me protegerá como dice que lo hará, esta técnica no me protegerá de los vidrios que saltan ni de otros objetos como lámparas que me puedan caer encima de la cabeza”.

Con esa opinión coincide Rolando Torres, director del Instituto de Investigaciones de Ingeniería y Matemáticas y Ciencias Físicas de la Universidad Mariano Gálvez, pues la técnica parte del supuesto de que la estructura va a colapsar y que los ocupantes de un edificio saben a ciencia cierta cómo lo hará. “Me puedo salvar de la pared, pero no de lo que me pueda caer encima”, enfatiza.

Pola Díaz Moffitt, coordinadora operativa del equipo de rescate mexicano Topos Adrenalina Estrella, que colaboró en el rescate de víctimas en San Marcos, asegura que el error es llamarlo “triángulo”, pues la gente “se casa con una figura geométrica”, y considera que se debe manejar como “espacio vital aislado”.

Según la rescatista, la técnica se puede utilizar siempre y cuando se haya identificado un punto de menor riesgo, junto a muebles resistentes —no prefabricados— y que no haya ventanales u otros peligros. Afirma que es “probable” que al caer una estructura queden espacios en los cuales se podría refugiar una persona. Advierte de que debajo de una mesa no es lugar apropiado, pues al caer un muro puede aplastar o lastimar mucho más, ya que los muebles no siempre están hechos de materiales resistentes. También cuestiona la práctica de poner a los escolares debajo de los escritorios, que son de tubos de metal.

Antes del sismo

Científicamente está comprobado que no hay ninguna forma de predecir un sismo o terremoto. Pero eso no impide a integrantes de un núcleo familiar o bien a personas que trabajan en un edificio que estén preparados para cuando el desastre ocurra.

“Se deben revisar los lugares de menor riesgo en la oficina, en la casa y en la escuela”, recomienda Díaz Moffitt. Además, aconseja tener a mano insumos de primera necesidad como víveres, un botiquín de primeros auxilios, una linterna y un radio de baterías.

La Conred recomienda elaborar un plan para saber qué hacer y dónde reunirse después del movimiento telúrico. El Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh) sugiere a las personas practicar cómo se van a proteger durante el sismo.

Durante el temblor

La Conred recomienda caminar y no correr, mantener la calma y alejarse de las ventanas de vidrio, colocarse al lado de las columnas o esquinas de la casa, agacharse, cubrirse la cabeza y sujetarse de una estructura fuerte.

El Insivumeh y la Conred sugieren colocarse debajo de una mesa o escritorio resistentes, pero esto también es una protección relativa. Si se tiene la certeza de que el inmueble es sismorresistente, lo mejor es quedarse allí, pues al salir a la calle pueden caer vidrios o trozos de concreto. La evacuación solo se debe hacer al finalizar el sismo.

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