El calor pudo haber provocado que la puerta de la vivienda se expandiera y se trabara, por lo que la familia no podía salir. “Mi vecino tiró a patadas la puerta, mis otros hijos salieron corriendo y yo ya no pude sacar al más chiquito”, dijo entre lágrimas López.

El mismo vecino fue quien entró a la casa y sacó al bebé,  lo transportó en un picop hasta la cabecera municipal y en ambulancia fue llevado, al Hospital Roosevelt.

Ricardo Menéndez, pediatra del nosocomio, dijo que hay un pronóstico positivo para el niño, pues las estadísticas que se manejan reflejan que los niños con menos de 70 por ciento de cuerpo quemado pueden sobrevivir.

“Toda mi casa se quemó, pero eso no me importa, lo que quiero es que mi muchachito se recupere”, aseguró la angustiada madre. Otro de sus hijos, de 5 años, no quiere hablar, “está muy asustado y solo llora”, dijo López.

Aura Ramírez, la hermana de 10 años del bebe, también relató entre lagrimas como ocurrieron los hechos y dijo que se siente triste porque el bebe necesita un medicamento caro. “La medicina cuesta como Q800 y mi mamá no la puede comprar porque trabaja en maquila”, dijo.

“Mi mamá dice que mi hermanito está en las manos de Dios, yo no quiero que se muera”, suplicó la menor.

La familia debía recurrir al uso de candelas para iluminar la vivienda debido a que no tienen energía eléctrica, su casa era la última ubicada en la aldea.