Guatemala

Héctor Centeno: “Hay que tratar de hacer algo”

En un estudio repleto de libros, diplomas y reconocimientos, el ingeniero Héctor Adolfo Centeno Bolaños, presidente de la fundación Escuela de Gobierno, hace un breve recorrido por su vida.

Héctor Centeno confía en que Guatemala aprenda a ordenar su democracia.

Héctor Centeno confía en que Guatemala aprenda a ordenar su democracia.

Ingeniero de profesión y biólogo de vocación, el doctor honoris causa en Educación de la Universidad del Valle de Guatemala (UVG), recuerda que siempre tuvo bien claro el norte de lo que quería para su vida: aportar algo al país.

Como profesional y ecologista, el académico ha contribuido desde donde el destino lo ha colocado. En su paso por la municipalidad capitalina, en época de Manuel Colom Argueta, fungió como jefe del Departamento de Catastro. Cuenta que mejoró los ingresos del impuesto único sobre inmuebles por medio de la recaudación de ese tributo a las clases altas, disposición que le trajo una que otra desavenencia.

Desde hace 25 años es impulsor de la fundación Defensores de la Naturaleza, por medio de la cual se logró que la Sierra de las Minas fuera declarada área protegida.

También fue miembro de la Comisión de Acompañamiento de los Acuerdos de Paz, comisionado presidencial para la Ciencia y Tecnología, y rector de la UVG, entre otros cargos y distinciones.

El presidente de la fundación Escuela de Gobierno asegura que al país le hace falta desarrollar la ciencia y la tecnología. El académico le apuesta a la educación, y concentra su importancia con una cita de Paulo Freire: “La educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo”.

¿Por qué se interesó en la Ingeniería?

A mí, en realidad, me gustaba mucho la Biología, por eso fue que años más tarde comencé la aventura llamada Defensores de la Naturaleza —organización ecologista sin fines de lucro—, pero el horario de esa carrera no me permitía trabajar. Yo tenía 16 años, y necesitaba un trabajo. Entonces, como me gustaban las matemáticas me decidí por la Ingeniería, que tenía clases temprano por la mañana y después hasta la tarde.

¿De qué fue ese primer trabajo?

Trabajé en la Municipalidad de Guatemala. De hecho me tocó dirigir el primer relleno sanitario. Antes, los que recogían la basura usaban casco; chaleco azul, los que recolectaban vidrio; amarillo, los de papel; y rojo, los de hierro. Era un proyecto bueno, había unas galeras donde se depositaban los desechos. Desafortunadamente, como todo en este país, llegaron otras autoridades y se destruyó el proyecto.

Esa es una vieja historia, la del borrón y cuenta nueva.

Pues evitarlo es el objetivo de la Escuela de Gobierno, evitar que las nuevas administraciones quiten empleados buenos por meter gente del partido. Por esas prácticas vivimos en un constante sube y baja en el país, que se da por la falta de continuidad en las políticas.

Usted fue profesor de la Universidad de San Carlos en los años del conflicto armado interno. ¿Cómo vivió usted esa época?

A muchos de mis compañeros los mataron. Por esa época yo era secretario del Colegio de Ingenieros, donde también llegué a ser presidente. Me tocó vivir la época del terremoto y la de mayor represión. Me retiré, y me dediqué a ver temas ambientales.

¿Alguna vez estuvo en peligro?

Sí, una vez estuve escondido tres semanas. Si no, quizá no estaría hoy aquí contando esto.

¿Cómo surgió Defensores de la Naturaleza?

Un grupo de personas y yo arrancamos con Defensores de la Naturaleza. Cada uno puso un capital de Q5 mil. Empezamos a buscar un área para protegerla.

¿Qué área fue la elegida?

A un par de muchachos que trabajaban con los cuerpos de paz les interesó el área de la Sierra de las Minas, entre Baja Verapaz y El Progreso. Diseñamos una reserva. Fue un trabajo técnico, y con la ayuda de mucha gente logramos que el Congreso de la República declarara la Sierra de las Minas como área protegida.

¿Tuvieron algún tipo de resistencia?

Uno de los propietarios alegaba que no se le podía restringir el uso de su propiedad. Lo que sucedió es que muchas de esas tierras fueron otorgadas mediante planos por asuntos políticos. Tuvimos que iniciar una política de comprar tierras, porque nos dimos cuenta de que era la única manera de proteger la Sierra de las Minas.

¿Cómo reunieron los fondos para comprar las tierras?

Andábamos en busca de fondos, y supimos que una organización sueca le había dado dinero a Costa Rica. Decidimos contactar a la presidenta.

Era una maestra de primaria, y les había dicho a sus alumnos que la vida en el planeta estaba en el trópico. Unos niños se acercaron a ella y le preguntaron qué cosa podían hacer para salvar las selvas tropicales. Ella encontró información de Costa Rica, y los niños hicieron una colecta donde cantaban canciones.

Nos dijo que estaba dispuesta a hacer lo mismo por nosotros. Los niños cantaban en juntas directivas de empresas, y ellos abrían sus mentes, sus corazones y, afortunadamente, también sus bolsillos.

A los seis meses nos enviaron US$100 mil, y con ello compramos las primeras 36 caballerías, por eso en la sierra hay un grabado que dice bosque eterno de los niños de Suecia.

¿Cómo llegó a la Universidad del Valle de Guatemala?

Siempre vi el cambio climático desde el punto de vista científico. Yo era docente de Física y Matemática Aplicadas a la Economía. En 1992 se presentó la oportunidad de asumir el rectorado en la Del Valle. Estuve ahí 10 años, y apoyé el centro de investigaciones.

¿Cuáles son las principales barreras a la investigación?

La falta de visión e ignorancia. Un país que no desarrolla la ciencia y tecnología no tiene desarrollo. Las naciones que han invertido en educación, en ciencia y tecnología se desarrollan con mucha más velocidad.

Trabajó para pagar sus estudios

Fue campeón  universitario de atletismo

Basta darle una rápida lectura a un resumen de la hoja de vida de Héctor Centeno para verificar  que es una persona ocupada,  siempre lo ha sido.

A los  16 años se vio obligado a trabajar para ayudar a su madre con el sostenimiento del hogar, lo cual lo obligó a renunciar a la Biología.

Pese a sus  ocupaciones,  el académico  hace  tiempo para practicar algo de deporte. “En mis ratos libres juego golf”, dice mientras señala los palos que descansan en una pared a escasos metros de la puerta de su estudio.

La manera de hacer deporte ha evolucionado para Centeno. “Cuando estaba en la universidad era miembro del equipo de atletismo. Fui campeón universitario de salto triple, jugué besibol, softbol, fui bateador de un equipo que se llamaba Los Reporteros.

El académico saca a relucir una obviedad, también es aficionado a la lectura. Las decenas de libros que hay en su estudio ponen de manifiesto su amor por las letras, aunque este también ha evolucionado, pues ahora lee “artículos y textos relacionados con el desarrollo científico y el desarrollo social. Lo enorgullece de Guatemala el espíritu de su gente. Lo entristece el abandono en  que se encuentra buena parte de la población.

Centeno se define como alguien feliz. “Antes de las 10 de la mañana ya he  hecho reír a cinco o 10 personas”, afirma.

Escuela

Gobernanza

“La visión es clara. Lo que se quiere con la Escuela de Gobierno es contribuir a mejorar la gobernanza del país. La idea es institucionalizar el proyecto y capacitar el liderazgo político y técnico en el marco de una democracia”, afirma Héctor Centeno, quien preside la fundación Escuela de Gobierno, el último gran proyecto en el que se ha involucrado.

“Todos hablan de las desgracias del país, pero ¿qué hacemos? ¿Seguir así? ¿Criticar, o tratar de mejorar?, pregunta. El académico urge una nueva ley de Servicio Civil que garantice que el empleado público, formado y capacitado, pueda tener continuidad en las instituciones públicas. “Es importante un Gobierno con personas con valores que puedan desarrollarse”, indica.

TRAYECTORIA

Director del Departamento de Física de la Facultad de Ingeniería (1965-1981)

Presidente del Colegio de Ingenieros (1974-1975)

Fundador de la Fundación para la Superación de la Ingeniería (1988)

Presidente  y fundador  de la fundación Defensores de la Naturaleza

Rector de la Universidad del Valle (1992-2001)

Comisionado Presidencial para la Ciencia y la Tecnología (2004-2007)

Coordinador de la Comisión Nacional de Población (2004-2011)

Consejero Vicepresidencial para la Ciencia y la Tecnología (2008-2011)

Actualmente preside la fundación Escuela de Gobierno.

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