Valdez dijo que el alzamiento surgió en las filas del Ejército, porque esta institución maneja conceptos como  nacionalismo, patria, liberación y soberanía, y se sintió traicionado  cuando se instaló una base militar y aérea en Retalhuleu —finca Helvetia—, para el entrenamiento de cubanos y guatemaltecos mercenarios apoyados por EE. UU.  para derrocar al gobierno de  Fidel Castro, en Cuba.

Sin embargo, el levantamiento —en  Zacapa e Izabal— solo era una señal de protesta, sin  carga ideológica, carente de sustento político y de la propuesta de nación que luego adquiere el movimiento en el marco de la Guerra Fría.

Muchos de los descontentos eran gente con alta formación académica, y desde su óptica militar sabían que la sociedad estaba mal.

El historiador militar, coronel Jorge Ortega Gaytán, coincide en que había malestar generalizado contra el gobierno de Miguel Ydígoras Fuentes, en especial en el sector burocrático, pues había falta de liquidez para pagar sueldos.

“Un grupo de oficiales se alza, pero el movimiento fracasa. Toman Zacapa; los bombardean. Corren a Puerto Barrios; los sacan. Entonces  se refugian en la Sierra de las Minas”.

Ortega Gaytán indicó que los alzados no eran todavía una célula guerrillera  y el Ejército solo los consideraba como sediciosos; sin embargo se unieron con miembros del Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT) —que operaba en la clandestinidad, al ser proscrito por la Constitución de 1956—, y en 1966 efectuaron la emboscada de Sunzapote, en la que murieron el capitán José Dolores Amézquita y 17 soldados, lo que indignó al Ejército y entró de lleno en el conflicto.

Los alzados se convirtieron en guerrilleros  y se denominaron, en 1962,  MR-13 (Movimiento Revolucionario 13 de Noviembre).