Guatemala

Maestros comparten alimentos con estudiantes pobres

Los huevos que producen las 300 gallinas que posee la familia Morales García, de San Juan Tecuaco, Santa Rosa, son destinados para el consumo y venta, pero desde hace algún tiempo los han empezado a emplear en un programa de  ayuda en la alimentación de niños con síntomas de desnutrición.

Maynor Morales  y su esposa Enma García tienen 300 gallinas de la raza  Loman, que producen 46 cartones de huevo —cada uno tiene 30 unidades—   por semana. (Foto Prensa Libre: Oswaldo Cardona)

Maynor Morales  y su esposa Enma García tienen 300 gallinas de la raza Loman, que producen 46 cartones de huevo —cada uno tiene 30 unidades—  por semana. (Foto Prensa Libre: Oswaldo Cardona)

SAN JUAN TECUACO – El año pasado, Maynor Morales Blanco compró una docena de gallinas ponedoras de la raza loman para utilizar los huevos para consumo familiar.

Añadió que junto a su esposa, Enma García,     conscientes de la pobreza en que viven muchas familias del lugar, y del abandono en que las autoridades  tienen   este municipio, se propusieron ayudar un poco en la nutrición de niños de familias de bajos recursos.

“Al ver que cada gallina pone un huevo al día, decidimos comprar más animales y buscar familias pobres para ayudarlas. No fue difícil hallarlas, pues ambos somos directores de escuelas  públicas, y hay muchos niños y adolescentes necesitados”, relató Morales.

Con esto en mente, construyeron gallineros y adquirieron más de estos animales, hasta completar 300, y empezaron a preparar alimentos con huevos para enriquecer la dieta de varios niños, vecinos y estudiantes.

 García aprovecha su puesto como directora de la Escuela Rural Mixta de San Juan Tecuaco, y empezó un programa con tres niños que llegaban al establecimiento educativo sin desayuno, quienes tenían  problemas de aprendizaje. Sin que se entere el resto de estudiantes, llama a los tres niños a su oficina y les comparte comida elaborada con huevo, queso o crema y pan.

“Me gusta ver sus caritas alegres y sus ojos iluminados cuando están comiendo, lo que los anima a seguir estudiando”, relató García, quien aclaró que no tienen otro interés más que ayudar a los pequeños. “Tengo hijos que ya son profesionales, o que estudian una profesión”, contó.

Precaución

La familia tiene temor de que su acción social no le guste a algunas autoridades, por ello han tardado en decidirse, pero tienen previsto, para las próximas semanas incrementar a 25 la cantidad de niños beneficiados, un proyecto en el que todavía ultiman detalles.

“El único gasto que hago por el momento es en la compra del concentrado para alimentar los animales, en el cual se invierten  Q600 semanales, pero producen 46 cartones de 30  huevos, y valen  entre Q25 y Q30”, relató Morales.

“Mi sueño es que algún día pueda tener una granja de venta de pollos y   huevos al por mayor, lo cual me permitirá abrir fuentes de empleo para la gente necesitada”, expuso.

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