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Violencia irrumpe en campaña municipal de Brasil

Asesinato de líderes, toques de queda por narcos y violentos operativos policiales marcan las campañas municipales en Brasil.

La Policía está en alerta por el aumento de la violencia en Brasil. (Foto Prensa Libre: AFP)

La Policía está en alerta por el aumento de la violencia en Brasil. (Foto Prensa Libre: AFP)

A una semana de las elecciones municipales en Brasil, el presidente de la célebre escuela de samba Portela y candidato a un puesto de concejal en Rio de Janeiro fue asesinado a balazos este lunes.

“Marcos Vieira de Souza, conocido como Falcon, de 52 años, fue asesinado en Madureira, en la zona norte de Río”, informó  la policía civil en una nota.

Se abrió una investigación “para determinar las circunstancias y a los autores del crimen”, añadió el texto.

Policía militar y presidente de la escuela de samba, Vieira de Souza era candidato al puesto de concejal por el derechista Partido Progresista  (PP). Murió a balazos cuando un grupo de cuatro hombres encapuchados irrumpió en la sede de su comité electoral, señalaron testigos citados por el diario local Extra.

15 personas ligadas con las elecciones han muerto en Brasil.


En 2011, “Falcon”  había sido detenido bajo sospechas de pertenecer a la milicia que opera en el barrio de Madureira, la cuna de Portela, antes de que la justicia lo declarara inocente de los cargos.

Su muerte es la número 15 de un candidato o de una persona ligada a la campaña por las elecciones municipales de este domingo 2 de octubre en el curso de los últimos 11 meses en los suburbios de Rio.

El domingo último, otro candidato, José Ricardo Guimaraes, director de una empresa de seguridad, fue asesinado en medio de una concentración en Itaborai, en la región metropolitana de la ciudad.

Según las investigaciones, los asesinatos están ligados a milicias o narcotraficantes que operan en la región y que disputan el control del comercio ilegal de varios productos desde drogas a gasolina, robada de ductos de la petrolera estatal Petrobras.

Matan a cabecilla del narco

Un importante narcotraficante de Río de Janeiro, que en junio había sido “rescatado”  de un hospital por unos 20 hombres armados, fue abatido este lunes en una operación policial, informaron fuentes oficiales.

Nicolás Labre Pereira de Jesús, de 28 años, alias Fat Family, y otros dos individuos hasta ahora sin identificar, perecieron en “una balacera”  con las fuerzas de seguridad, precisó el servicio de prensa de la Policía Civil  (policía judicial) en un comunicado.

En el operativo, que se llevó a cabo en el complejo de favelas de Salgueiro, en la región metropolitana de Río, “se incautaron tres fusiles y gran cantidad de drogas”, agregó el comunicado.

La Policía Civil señala que “Fat family era uno de los jefes del tráfico de drogas de la favela Santo Amaro, en el barrio de Catete (zona sur)” .

Había resultado gravemente herido en un enfrentamiento con la policía en junio, pero rescatado pocos días después del hospital Saouza Aguiar por una veintena de hombres armados con fusiles, pistolas y explosivos, que redujeron a los cuatro policías que lo custodiaban.

Una persona había muerto y dos resultaron heridas en esa espectacular evasión.

La policía lo buscaba desde entonces activamente.

Imponen toque de queda

Una banda de narcotraficantes aplicó este lunes un toque de queda en Catete, un tradicional barrio de clase media próximo al centro de Río de Janeiro, en un alarde de su poder y como respuesta a la muerte de Fat Family, uno de los capos más buscados de Brasil, a manos de la Policía.


Todos los establecimientos comerciales a lo largo de unos cinco kilómetros bajaron sus pesadas verjas metálicas al unísono a mediodía, cuando dio la orden un grupo de integrantes del Comando Vermelho, la mayor banda armada de Brasil.

El cierre de puertas fue una respuesta inmediata al anuncio de la Policía Civil de que había abatido horas antes a Fat Family, que fue blanco de una intensa operación de caza y captura desde junio pasado y quien era el capo de drogas de la favela Morro de Santo Amaro, que se eleva en un cerro a espaldas de Catete.

En las inmediaciones del Morro de Santo Amaro el único establecimiento abierto después del toque de queda era la novena comisaría de la Policía Civil.

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