El padre del menor, Luis Yat, narra que la falta de empleo es uno de los problemas que a diario afronta, pues con fortuna encuentra trabajo algunos días por Q25 o Q30, lo que apenas le alcanza para comprar pocos productos para el alimentar a sus hijos.
“Para sembrar tenemos que alquilar terreno y no cosechamos otro tipo de cultivos, porque no tenemos dinero para hacerlo”, dijo Yat, acompañado de sus gemelos, en una casa hecha con tablas y con piso de tierra.
Agrego que los programas sociales, que son escasos en el lugar, no son la solución, porque lo que en realidad les ayudaría es apoyo técnico y proyectos productivos, porque el maíz y el frijol que siembran no lo guardan para el consumo, sino lo venden para obtener otros productos.
Precariedad
El maestro Fidencio Sis de León asegura que las condiciones en las que viven los pobladores son precarias, pues faltan fuentes de trabajo y los habitantes carecen de tierra.
“Lo único que cosechan es frijol y maíz. Hace tiempo hubo trabajo por un proyecto hidroeléctrico en las comunidades de Monjas Panimaquito y Panimaquito, pero se retiró del lugar”, agregó Sis.