Sin embargo, hace unas semanas a García le llegó una notificación del Banco Azteca, en la que se le informaba que tenía cuentas pendientes con el banco y que era urgente que cancelaran, a fin de evitar problemas judiciales.
Al llegar a la tienda para verificar de qué se trataba, García se dio cuenta de que eran más de 50 personas las que habían sido citadas por la misma situación.
Berta Enríquez, quien también fue timada, indicó que pidieron, por medio de un abogado, que el trabajador reconociera que él los había engañado y que se comprometiera a devolver los fondos que había retirado.
Dávila firmó un documento en el que se comprometía a devolver el dinero que había obtenido con las tarjetas de crédito, el lunes 29 de agosto, a las 17 horas.
Los afectados acudieron a la oficina del abogado, donde se esperaba que llegara Dávila; sin embargo, un familiar de este se presentó y les informó que se había suicidado ese mismo día.
Otro de los afectados, quien se identificó solo como Roberto, indicó que en su tarjeta de crédito aparece un saldo de Q24 mil, y que nunca ha recibido dinero o artículos de esa empresa.
Señaló que a principios de este año, una empleada de la tienda pasó su tarjera por un aparato y le dijo que le serviría para obtener préstamos o comprar electrodomésticos u otros artículos.
Se intentó conseguir la opinión del gerente de la tienda, quien envió a un guardia de seguridad para decir que no daría información sobre el caso, ya que se encuentra en reserva.