Chimaltenango

Creen que hubo tortura

Las viudas de cuatro de los campesinos asesinados por la guerrilla en la masacre de El Aguacate, San Andrés Itzapa, Chimaltenango, y cuatro testigos de la defensa declararon ayer en un tribunal de la cabecera, que juzga por el caso al excombatiente Felipe Solano Barrillas, alias teniente David.

Juana Tala, cuyo esposo murió en  una masacre,   declara ante tribunal.

Juana Tala, cuyo esposo murió en una masacre, declara ante tribunal.

Las mujeres explicaron que creen que sus maridos fueron torturados.

La masacre ocurrió entre el 22 y el 25 de noviembre de 1988.

Juana Tala, viuda de José Gabriel Arenales, testificó que el cuerpo de Carlos Humberto Guerra Callejas, a quien el Ejército había nombrado comisionado militar, tenía quemadas las manos y no tenía ojos. Afirmó que no puede culpar a nadie.

“Las señoras de El Aguacate lloraban y gritaban. Qué les pasó, les dije yo. ‘Ay si, usted también’, me dijeron… ‘Ya mataron a nuestros maridos'”, expresó Agustina Machic, de 76 años, esposa de Horacio Tajtaj, una de las viudas.

Dos testigos que presentó la defensa de Solano indicaron que este viajaba a México para enseñar técnicas de cultivos a los desplazados por la guerra.

Los otros aseguraron que conocen al sindicado desde hace 40 años, y que es una persona honesta.

La próxima audiencia está programada para el 8 de mayo.

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