Rolando Sotoj, líder comunitario, dijo: “Para llevar a cabo esta jornada, la Alcaldía Indígena de esta localidad, el Instituto Nacional del Bosques (Inab) y la organización Tzotzil, nos regalaron los pilones para poblar áreas que están deforestadas”.
Erwin Pereira, director de la Región 5 del Inab, refirió que este bosque comunal tiene una extensión de siete caballerías, de las cuales más del 40 por ciento están amenazadas, ya que gran número de vecinos que viven en zonas colindantes se dedica a la venta de ocote, lo cual ocasiona que unos 120 árboles mueran al año.
Sebastián Par, delegado de la Alcaldía Indígena, expuso que a pesar de los esfuerzos que realizan para reguardar este lugar, en muchas ocasiones los depredarores han vulnerado la vigilancia.