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“Hay una sobreabudancia de contenidos en las redes sociales”

Ramón Salaverría es un catedrático universitario y experto en el manejo de la información. Ofrece su perspectiva sobre cómo deben manejarse los contenidos informativos en tiempos de redes sociales e inteligencia artificial.

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Ramón Salaverría cree que el elemento más transformador en este momento en comunicación es la inteligencia artificial. Foto:Cortesía

Ramón Salaverría cree que el elemento más transformador en este momento en comunicación es la inteligencia artificial. Foto:Cortesía

Ramón Salaverría es profesor de periodismo en la Universidad de Navarra, y coordinador del observatorio Iberifier contra la desinformación. En las últimas tres décadas se ha dedicado a investigar la transformación en los medios de comunicación y el impacto de la tecnología en el periodismo. En esta entrevista comparte su visión sobre el consumo de información en el mundo, la proliferación de la desinformación, y cómo los diferentes eventos influyen en la toma de decisiones.

¿Qué es lo que más le ha impactado de sus últimas investigaciones?

Pienso que el elemento más transformador en este momento es el impacto de la inteligencia artificial. La capacidad de generar contenidos de manera artificial y de manera digital. De incorporar esos contenidos a los procesos editoriales de los medios es algo que ya se venía anticipando desde hace unos cuantos años, pero que en el último año se ha revelado como un elemento que está llamando a la puerta.

¿Qué piensa de ese elemento?
Creo que es un elemento con enorme capacidad transformadora que va a determinar cómo van a ser los medios en los próximos años y cómo se va a practicar el periodismo. Creo que ese ámbito de la inteligencia artificial y su confluencia con el periodismo es, en estos momentos, lo más importante.

¿Cómo quedan los medios tradicionales en ese análisis?

Vienen teniendo una digestión complicada de la transformación digital. Antes me refería a los años noventa, pues se aproximaron al ámbito de internet. No por propia voluntad, sino por necesidad, ya que un número creciente de ciudadanos demandaban información a través de las plataformas digitales. Ha habido una cierta conversión por parte de esos medios que tienen unas marcas periodísticas acreditadas y una reputación consolidada. Y han tenido ese proceso de transición desde un modelo clásico del periodismo hacia un modelo adaptado a las tecnologías digitales. En algunos países esa transformación ha sido más rápida y en otros no, pues han conseguido trasladar, en buena medida, ese reconocimiento público, esa reputación al ámbito digital.

¿Cómo han cambiado las audiencias?

Creo que ahora son mucho más promiscuas, la fidelidad a la lectura cotidiana de un periódico, al consumo de una determinada emisora de radio, a un determinado canal de televisión, en buena medida se ha ampliado. Y esto es bueno, porque genera una mayor diversidad en el conjunto de opciones informativas que se presentan al público. He utilizado la palabra promiscuidad porque ya no existe esa fidelidad tan firme que existía en el pasado respecto de las marcas periodísticas, ahora es la información misma. Claro, por lo general los buenos medios, los medios consolidados, son también los que proporcionan la información más completa, más acabada, estética y, formalmente, más redonda. Y, por tanto, siguen atrayendo a volúmenes grandes de público. Pero ahora la batalla hay que ganarla casi en cada información.

¿Qué otros factores destaca?

Creo que ese consumo a través de dispositivos móviles es otro de los factores que ha transformado en gran manera la forma de acceder a la información periodística en los tiempos actuales.

¿Significa que el contenido sigue siendo el rey?

El contenido es el rey, por supuesto, porque buscamos información que responda a nuestra inquietud informativa. Pero también es verdad que el dispositivo es muy relevante. La accesibilidad al contenido, la posibilidad de consultar la información en todo momento y en todo lugar.

¿Cómo inciden estos cambios en la toma de decisiones, por ejemplo?

Es incuestionable que el espacio digital se ha convertido en un entorno de comunicación. Es un entorno de suyo relevante en las tomas de decisión por parte de la opinión pública. Quizá hace unos años la relevancia de las publicaciones digitales o de las redes sociales era menos valorada o considerada como marginal. La distribución de los contenidos en las redes es un factor determinante en la configuración de la opinión pública. A esto, además, habría que añadir el fenómeno de la desinformación. La creciente tendencia en múltiples espacios a diseminar de forma deliberada contenidos falsos por parte de algunos actores políticos, organizaciones activistas o a veces movidos por otro tipo de razones de comunicación. Hay múltiples razones para la difusión de contenidos desinformativosy esa desinformación también ha buscado y encontrado en el ámbito digital un territorio fértil.

¿Cómo varía de una región del mundo a otra?

Es verdad es que existen patrones de consumo informativo diferentes entre países, incluso en entornos más pequeños, porque no debemos olvidar que dependiendo de cuál sea el perfil de la información que se está produciendo, el perfil social, el perfil de edad, la educación, por supuesto el nivel económico, también determina ciertos usos específicos en relación con el consumo de información digital. Creo que las especificidades territoriales, regionales, en este caso, tienen su peso.

¿Cree que en algunos países las redes sociales ayudan a elegir a los presidentes?

Creo que establecer una relación directa entre redes sociales y electorado no es correcto. De hecho, las personas que intervienen en las redes sociales no se corresponden con la totalidad del electorado. Hay muchas personas que votan y que no participan en las redes sociales. Y habría que añadir que muchas veces hay voces que figuran y se hacen presentes en las redes sociales que tampoco son votantes. Hay organizaciones que buscan una multiplicación artificial de sus mensajes a través de la utilización de perfiles falsos en las redes. Personas que tienen múltiples perfiles o la utilización de robots que multiplican de forma artificial determinado tipo de mensajes. En este sentido, alertaría a la ciudadanía de que las cosas que se ven, se leen, se escuchan en las redes no siempre son un reflejo de la realidad. Creo que las redes sociales son un reflejo distorsionado de la actualidad informativa, y si queremos tener una idea completa, ordenada de lo que está ocurriendo, deberíamos completar la información que recibimos en las redes sociales con otro tipo de fuentes fuera de esas redes.

¿Considera que en las elecciones de Estados Unidos se marcará una nueva tendencia en el manejo de información?

Estados Unidos siempre marca un hito. En este caso, se plantea una pugna electoral bastante reñida después del histórico que acumulan los dos principales candidatos. De modo que creo que no solo a través de las redes, sino también a través de la televisión, de múltiples medios, se va a producir una confrontación muy reñida. La gran preocupación en este caso es que más allá de las dinámicas de uso viral de las redes sociales para diseminar determinado tipo de discursos y determinado tipo de mensajes entre la ciudadanía, también se produzcan fenómenos de desinformación y diseminación voluntaria y estratégica de contenidos orientados a manipular la decisión que pueda tomar la ciudadanía. Considero que son unas elecciones que, después de todo lo que ha ocurrido, no podemos olvidar que venimos de situaciones límite, como la propia toma o intento de toma del Capitolio. Va a ser una situación complicada, aunque veremos en qué queda todo.

¿Cuáles son los formatos que podrían predominar?

Los contenidos en las redes han ido evolucionando hacia una predominancia cada vez más mayor de lo audiovisual. Eso es evidente y ahora los formatos audiovisuales constituyen gran parte del contenido consumido. Desde ese punto de vista, quienes pretenden tener un eco en la opinión pública han aprendido o están aprendiendo y transformando los formatos clásicos hacia modelos de comunicación mucho más vinculados a ese uso de las redes sociales, donde, insisto, lo audiovisual tiene una predominancia cada vez mayor.

¿Qué cambios observa por país o región? En el caso de Guatemala, por ejemplo.

En efecto, hay que hacer una especificación en cada uno de los países, porque la evolución de la prensa impresa frente a la radio, a la televisión o los medios digitales responde a patrones diferentes dependiendo de cuál sea el país. Hay lugares, por ejemplo, países occidentales, europeos, Estados Unidos, donde la prensa impresa ha alcanzado un grado de reducción que en algunos casos ha llevado a que medios de ámbito local, de pequeñas ciudades o comunidades hayan desaparecido.Y que las cifras de lectura de los grandes periódicos en ese soporte en particular se hayan reducido de manera drástica . Pero hay otros lugares donde la prensa impresa todavía mantiene unas cifras significativas y, en ese sentido, Centroamérica en general y Guatemala en particular, es un entorno donde la prensa impresa sigue teniendo una relevancia y un alcance muy significativos. Y luego, dependiendo de cuáles sean las peculiaridades de cada mercado informativo, está la radio, un medio con alcance, que de todos los medios clásicos el que mejor ha sabido adaptarse a las circunstancias que ha planteado la transformación digital y el que mejor ha sabido incorporar fortalezas de lo digital. La televisión también está experimentando una transformación muy clara. Los formatos, los canales, las formas a través de las que se consumen los contenidos audiovisuales se han transformado mucho y, por último, los medios digitales, de los que podemos decir que han ido alcanzando un cierto grado de madurez.

¿Tenemos una sociedad más o menos informada?

Hay una superabundancia de contenidos, pero eso no significa que estemos mejor informados. Hay un desbordamiento de los contenidos que nos están llamando la atención de forma constante, que tratan de cautivar nuestro interés y que, en muchas ocasiones, nos tienen casi hipnotizados. Pero eso no significa que esa exposición tan constante a los impactos informativos nos genere un mejor conocimiento sobre lo que nos rodea.

¿Qué hacer para estar mejor informados?

Lo primero que hay que hacer es elegir bien. Así como elegimos la dieta alimentaria, también deberíamos ser selectivos en la dieta informativa. En este sentido, podemos tener la sensación de estar informados solo porque múltiples impactos llegan a nosotros a través de las redes sociales. Pero una cosa es estar impactados sin cesar por ese tipo de mensajes, y otra muy diferente es estar bien informados sobre las cuestiones con la profundidad necesaria. Lo segundo que recomendaría es una buena elección de las fuentes. Hay que buscar fuentes que sigan estándares profesionales en el tratamiento de la información.

¿Cómo se consume ésta?

Ya hay una serie de formatos estandarizados, de estructuras consolidadas que hacen que los medios digitales ya sean reconocibles en muchos mercados, que tienen una relevancia pública y una capacidad de orientar a la opinión pública.