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A la octogenaria le preocupa que las recetas huehuetecas se pierdan porque en los hogares ya no las preparan, porque las nuevas generaciones ya no tienen interés, por lo que decidió ofrecer cursos en línea.
“Este no será el último año, lo voy a seguir haciendo todos los años hasta que Dios me de vida, ya María Olga -su hija- seguirá después de mí haciendo las delicias que hacía mi mamá, las delicias que hacía la gente por cientos de años”, dijo.
Alfaro invita a la población a unirse y aprender, porque su deseo está acompañado de una dosis de amor para Huehuetenango, “Mis actuaciones están hechas con amor a mis hermanos huehuetecos, porque yo quiero que siempre degusten los platillos de nuestros ancestros”, agrega.
Alegría
Detalla que durante sus transmisiones ha recibido comentarios de personas que la ven en México, Estados Unidos, España, Italia, Argentina y otros países, desde donde le demuestran afecto.
“Yo sé que la gente me quiere, yo los amo a todos sin discriminación, me siento triste cuando algo malo sucede, extraño los abrazos, pero de esta vamos a salir”, asegura al hacer referencia a la pandemia del coronavirus que afecta a Guatemala.
María Olga Méndez, hija de doña Olga, explica que la decisión de concretar este proyecto la tomó al ver la tristeza de su mamá por el encierro y la desesperación de no trabajar como todos los días.
La intención fue antes de la Semana Santa reunir un grupo de 50 mujeres, principalmente jóvenes, a quiénes enseñar. Con la llegada del coronavirus al país y el aislamiento por la cuarentena obligada se vio frustrada; sin embargo, decidieron emprender la aventura de hacerlo a través de internet.
Las transmisiones le devolvieron la alegría y sus ganas de retomar sus actividades desde su casa donde prepara recetas como la miel huehueteca de Semana Santa, que es un tipo de conserva de frutas elaborada artesanalmente.
“Ella estaba muy triste y por eso tomamos la decisión para que sepa que, aunque estamos separados puede acercarse a la gente y que por medio de las redes puede estar haciendo lo que ella ama”, dijo su hija.
Doña Olga ama a Huehuetenango y su anhelo ha sido verlo verde, por lo que durante muchos años ha sido parte de proyectos reforestación.
La abuela de los árboles
La cuarentena no ha limitado su amor por la naturaleza y desde su hogar prepara los pilones con sabino, una especie de árbol que servirá para reforestar las riveras de fuentes de agua de Huehuetenango, Chiantla y del municipio que le solicite apoyo.
Doña Olga ha superado la siembra de 700 mil árboles, es conocida como la abuela de los árboles por su interés en promover el programa Adopta un Árbol, el cual impulsa con niños de primaria a quienes los obsequia, ellos deben plantarlo y cuidarlo con lo que, considera, aporta para construir el sueño de convertir al departamento en un pulmón.
“Como usted sabe yo aquí trato de estar activa, sembrar mis árboles me llena de vida, lo más lindo es cuando podamos llegar y sembrarlos o entregarlos a los niños” enfatiza.