Expresó que sus artículos trascienden las fronteras porque los que más compran son turistas de muchos países del mundo. “Es para nosotros un orgullo mostrar el arte de Chiantla”, dijo.
Explicó que la materia prima es adquirida en parte en el mismo municipio, donde hay vecinos que se dedican a transformar el cuero en bruto en un producto manejable para facilitar el trabajo del artesano que pone su toque particular en cada obra realizada.
Edwin Cano, dueño de la talabartería Tomi, refirió que hace 25 años aprendió este oficio, y por ello se le facilita la elaboración de fundas para pistolas, vainas para machetes, dibujos en cuero, sombreros, gorras, chalecos, billeteras, cinchos y otros artículos.
Aseguró que ve con frustración el hecho de que cada vez las talabarterías están en peligro de desaparecer, porque las nuevas generaciones ya no se interesan por aprender a elaborar esta clase de artículos.
Tomás Velásquez, otro artesano, indicó que su producto se vende principalmente a principios de año, y con motivo de las peregrinaciones durante las fiestas en honor de la Virgen de Plata.
Manifestó que últimamente se ha incrementado la demanda de estuches para celulares, fundas para pistolas y tolvas, chalecos y cinchos. “Gracias a Dios tenemos pedidos de varios lugares”, afirmó.
Mario Carrillo, quien también da forma al cuero, manifestó que tiene dos años de haber aprendido este oficio, tiempo que le ha permitido ser parte de una cadena importante de talabarterías que identifica a Chiantla como municipio pionero en artesanías.
Dio a conocer que hacer una montura para caballo le lleva un día, y elaborar billeteras, cinchos y otros productos, le toma menos tiempo.