Los padres notaron que la niña empezó a superar dificultades como beber o comer sin ayuda. La pareja ignoraba que, en realidad, la pequeña responde a un tipo de equinoterapia, aunque luego recibieron capacitación con un experto.
En la actualidad, Adriana ya empieza a hablar. “Para nosotros, un simple movimiento que aprenda es un gran avance. Nuestro sueño es verla caminar y hablar. Tenemos confianza y fe en que será de esta forma, porque estas terapias le han ayudado mucho. Por ello vamos a llegar hasta donde se pueda”, expresó el padre de la niña.
Pedro Rodas, propietario de la finca, apoyó la creación reciente de un centro de equinoterapias, en el que participan voluntariamente entidades y vecinos para prestar servicios a pacientes en forma gratuita.
Todo empezó cuando abrió un restaurante y llegaban parejas con hijos especiales para que tuvieran contacto con sus caballos.
Rodas expuso que dos niños de su familia se recuperaron de ceguera, por lo que, en gratitud a Dios, pone sus equinos a disposición de los vecinos.
El voluntario Luis Castillo expuso que el Centro de Equinoterapia Ojitos y Sonrisas ofrece mejorar las condiciones de vida de unos 20 niños con capacidades especiales que hasta hace poco tenían pocas esperanzas.
Silvia María Chávez, psicóloga de la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia, explicó que estas son terapias integrativas, en las que los pacientes desarrollan destrezas por medio del calor corporal del caballo y movimientos rítmicos, al cabalgar.
La profesional se refirió al caso de Keny Villatoro, de 11 años, quien ha mostrado progreso contra el autismo.
Omar Palacios, jefe del Área de Salud de Huehuetenango, indicó que se ha comprobado que la equinoterapia ayuda a los niños con capacidades especiales.
Servicio social
El centro de equinoterapia atiende lunes, sábado y domingo.
La atención el lunes es de 14 a 16 horas; sábados y domingos, de 8 a 12 horas.
Unos 20 voluntarios atienden a pacientes con capacidades especiales, problemas de aprendizaje, ansiedad, problemas emocionales, autismo y afecciones cerebrales, entre otros casos.
Q300 cuestan las terapias que el centro Ojitos y Sonrisas, de Huehuetenango, ofrece gratuitamente a niños con capacidades especiales.