Un vecino de la colonia El Progreso dijo que poco tiempo después de haber sido instaladas las antenas interruptoras de señal, ya no se podían hacer ni recibir llamadas.
Otro vecino de la colonia Virginia expresó: “No es posible que ellos tengan contacto telefónico con sus familiares y nosotros, que no hemos transgredido la Ley del país, no gocemos del avance tecnológico”.
Escaso control
Agregó que por las noches llegan vehículos para llevar a los reclusos a clubes nocturnos y los regresan por la madrugada. Además, mujeres jóvenes ingresan a cualquier hora para convivir con los internos.
Un investigador de la Policía Nacional Civil (PNC) explicó que existe trasiego de armas, drogas y teléfonos, y que los alcaides mantienen relaciones sentimentales con las reclusas a cambio de privilegios.
“La mayoría de artículos ingresa por la puerta principal, y los reclusos que no tienen la capacidad para comprar a las autoridades del centro, negocian con los guardias, quienes les llevan la droga que lanzan desde afuera sus cómplices”, aseguró.
Privilegios
El gobernador de Izabal, Raúl Estrada, expresó: “Los internos gozan de más privilegios que los ciudadanos que están libres, a tal grado de que desde este centro penal se coordinan las extorsiones y el sicariato que se cometen en Izabal”.
Añadió que varios reclusos han modificado sus celdas y han instalado aire acondicionado e ingresado electrodomésticos, y que hay habitaciones de lujo para almacenar licores, con la complicidad del personal del SP, por lo que solicitó el cambio del director, subdirector y parte del personal.
Afirmó que la cárcel de Puerto Barrios se ha convertido en la vergüenza de Izabal.
Luis Chávez, jefe de operaciones de la PNC de Izabal, indicó que este año en dos ocasiones han hecho requisas y han decomisado drogas y armas.
Rudy Esquivel, vocero del SP, indicó que el sistema carcelario tiene capacidad para seis mil 742 internos y en la actualidad cuenta con 14 mil 861, lo que sobrepasa en 120 por ciento su capacidad, y en seguridad se cuenta con dos mil 400 guardias divididos en dos turnos, y que para mantener el control de las prisiones necesitan seis mil agentes más.