Valdez era jubilado de la desaparecida Policía Nacional, y para mejorar su economía, trabajaba como policía privado en la empresa El Ébano, que presta seguridad a la agencia bancaria del lugar.
Según Darwin Pernillo, compañero de labores, el agente privado tenía varios años de trabajar en ese banco, y para evitar que el personal se canse, rotan a los policías de lugar cada tres horas.