De acuerdo con los documentos oficiales, los extranjeros eran originarios de la aldea Candelaria, en el municipio de Santa Ana.
Las víctimas se transportaban en el vehículo placas salvadoreñas P 173 988. Las autoridades consideran que ambas fueron guiadas hacia ese lugar, donde fueron ejecutadas.
En la escena del crimen se encontraron marcas de llantas de otro vehículo y las víctimas tenían sus pertenencias, por lo que la PNC descarta que el móvil sea el robo.
Aquella aldea se ubica a poco más de 20 kilómetros de la frontera de San Cristóbal.
El hallazgo de los cadáveres lo hizo un grupo de evangélicos que retornaban a su comunidad después de un servicio religioso.