Fernando Alarcón Mayén, experto en aguas, ve con preocupación la situación del lago, pues este no cuenta con un desfogue natural que contribuya a la disminución de los niveles de agua, principalmente en invierno.
Añadió que para que el nivel de este regrese al estado de alerta —1.50 metros— tendrían que pasar cuatro años, y dos años más para que alcance su nivel normal —0.85 cm—, pues, según sus cálculos, en época de frío baja un centímetro cada ocho días, y en verano, un centímetro cada cinco días.
Lo anterior significa que para mayo próximo el nivel del lago pueda llegar a 2.70 metros o 2.80 metros.
Alarcón aseguró que el comportamiento del lago dependerá de qué tan copiosos puedan ser los próximos inviernos.
“No hay de qué alarmarse. Los que construimos a la orilla sabíamos lo que iba a pasar. Hoy el lago es un atractivo turístico, y lo que debemos hacer es cuidarlo y no permitir que se contamine”, dijo Paulo Pineda, dueño de un restaurante de la Isla de Flores.
Alteración climática
Carlos Matus, director ejecutivo de la Autoridad del Lago Petén Itzá, indicó que la crecida se debe a actividades antropogénicas —contaminación ambiental—, que originan la alteración y variabilidad climática, que se traducen en lluvia a lo largo del año.Miguel Peche, lanchero de San Miguel, recordó que en 1980 se registró la mayor crecida del lago, y agregó que a su parecer lo que sucede es que el manto acuífero registra un ciclo de crecimiento natural cada 50 años.
“La naturaleza reclama lo que es de ella, y por eso no tenemos que sorprendernos, debido a que son ciclos naturales y propios de un área como el lago Petén Itzá”, dijo Peche.
Francisco Barquín, delegado del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología, refirió que no se descarta que en los próximos días se registren lluvias.