Guatemala

Artesanos de oro blanco

El  oficio de chiclero es histórico en Petén, pues desde finales del siglo XIX  ayudó a forjar el desarrollo económico y cultural de varios municipios de ese departamento.

La Chatona es un personaje que frecuentemente es representado en desfiles populares de Petén. (Foto Prensa Libre: Archivo)

La Chatona es un personaje que frecuentemente es representado en desfiles populares de Petén. (Foto Prensa Libre: Archivo)

PETÉN.- La precisión sobre el origen de la explotación del árbol de chicozapote, del que se extrae el látex para elaborar el chicle, se pierde en la historia, pues algunos cronistas consideran que fue en 1842, mientras que otros lo remontan a la década de 1890.

Las décadas de 1920 y 1930 son referidas como  significativas, pues  llegaron a Petén   empresas estadounidenses, pero la participación de estas disminuyó en 1974 y ahora se comercializa más con entidades japonesas.

Walter Hoil,  guía de turismo, narró que entre 1960 y 1979 el quintal de chicle llegó a valer US$100 —el cambio se cotizaba a Q1 por US$1— y se exportaban miles de quintales por mes.

El cronista José Francisco Canek  relató que se empleaban hasta dos mil hombres por temporadas, y la demanda de trabajo atrajo gente de Jutiapa, Jalapa, las  Verapaces y hasta de El Cayo, Belice, y Campeche y Tabasco, México.

El catedrático Aroldo Hoil contó que su padre practicó este oficio, y le contaba que  en julio y agosto, cuadrillas de chicleros entraban en las selva con arrieros y mulas, para construir los campamentos y pasar allí hasta meses. Algunos llevaban a su familia, y en ocasiones  se visitaban entre campamentos.

 Thelmo Contreras,  quien trabajó como chiclero, recuerda que luego de la instalación del campamento salían las cuadrillas en busca de árboles de chicozapote, y regresaban por las tardes, con bolsas llenas de resina sobre la espalda.

Fernando Pinelo, de 90 años, cuenta que en su época los bosques eran vírgenes  y  los chicleros eran los únicos humanos en la selva.

El cronista Canek  recordó que las empresas  utilizaban a contratistas y subcontratistas  para formar las cuadrillas de chicleros, y les adelantaban dinero para que les dejaran a sus familias, y para abastecerse de provisiones y medicamentos.

En la actualidad, la demanda de chicle natural se ha reducido y la producción está a cargo de dos cooperativas comercializadoras: Itzalandia y  Coochicle, con la supervisión del Consejo Nacional del Chicle, el cual preside el Consejo Nacional de Áreas Protegidas.

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