“Aquí vienen jóvenes y adultos con las llantas pinchadas. En algunos casos las traen reventadas porque no se dieron cuenta y pasaron encima de alguna banqueta. En una ocasión vino un joven que traía un agujero de bala en la llanta y se la arreglamos”, refiere Marvin de León, trabajador de un pinchazo.
Más adelante, en la 6ª. avenida 4-70 de la esa misma zona, también se encuentra el negocio de Nery Rodas, quien a pesar de sus 63 años trabaja durante la madruga y es así como ha logrado vivir durante los últimos siete años.
Rodas refiere que fue enfermero en el IGSSl y en el hospital Militar. Cuando decidió jubilarse se dedicó de lleno a su negocio que antes tenía en la zona 1, pero debido a la construcción de una de las paradas del transmetro tuvo que buscar otro lugar.
“Antes había más clientes en la noche, los autobuseros y los cabezales. Ahora como ya tienen sus propios servicios solo vienen taxis y particulares. Nunca falta el bolito que viene a pedir dinero o que trata de robarse algo que esté afuera, pero de ahí todo es tranquilo”, refiere.
Sin malas experiencias
En la avenida Petapa 5-27 de la zona 12 también está el negocio de Élmer Giménez, 20. tiene seis años de laborar en ese lugar.
Giménez dice que a pesar de trabajar durante la madrugada no ha tenido mayores problemas con clientes ebrios y no ha sido víctima de algún asalto.
“En ocasiones, ya de madrugada, por el mismo cansancio he cometido errores y se me ha caído alguna herramienta de las manos, pero hasta ahí, no pasa a más”, reconoció Giménez.
Sus clientes son los pilotos de cabezales y taxistas. Muchos de vehículos particulares han llegado recomendados por ellos o son trasladados en grúas de empresas de seguros.