Según Juan Zapeta López, alcalde indígena de la cabecera departamental, el joven ingresó a una habitación de un mesón donde sustrajo el dinero, con el cual compró un teléfono celular de Q1 mil 289.
Los azotes es un modo de corrección para que Quixtan enmiende su comportamiento y no vuelva a delinquir. Además la progenitora y su hijo se comprometieron a obtener un préstamo para pagar el dinero robado.
Quixtán admitió haber cometido el robo y afirmó que el resto del dinero lo gastó ingiriendo licor, además invitó a beber a la duela del dinero, sin que esta supiera que se trataba del efectivo de su propiedad.