“Todo empezó a las 5.15 horas del jueves último, cuando escuchamos un fuerte retumbo en la montaña. Con mi mujer, y mis hijos Manuela, de 16 años; Teresa, 13; Ofelia, 10, y dos de 6 y 5 estábamos acostados. Logramos salir sin ropa, momentos antes de que a nuestra casa le cayera todo el lodo”, dijo.
Tiul agradece a sus vecinos, porque la ropa que su esposa y sus hijos visten se las regalaron y eso es lo único que tienen.
Natalia Tiul, 44, otra afectada, entre sollozos explicó que solo logró rescatar la ropa que llevaba puesta. Ella, su esposo y sus seis hijos claman por apoyo a las autoridades gubernamentales.
Añadió que su casa comenzó a hacer una serie de ruidos, lo que los alertó para salir huyendo, y pocos minutos después su vivienda estaba aplastada.
“Lo que más lamentamos es la pérdida de nuestros documentos de identidad y los útiles escolares de nuestros hijos”, añadió la mujer.
Carlos Maquín, líder comunitario de San Antonio Chiquito, explicó que parte de la población ha recibido resguardo con vecinos que les han proporcionado techo.
Concepción Maquín Ical, pobladora, suplicó a las autoridades que por la seguridad y tranquilidad de los residentes puedan adquirir una finca en un lugar distante de donde ocurrió el alud y se pueda trasladar en definitiva a esta comunidad.
Apoyo
Sergio Cabañas, de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), arribó vía aérea al área afectada e informó a líderes comunitarios que van a coordinar con las autoridades departamentales y municipales para que a la brevedad comience a fluir el apoyo, consistente en agua, víveres y frazadas.
Alerta Roja
El gobernador departamental, Heber Cabrera, declaró alerta roja en la comunidad, por el riesgo inminente en que se encuentra la población; solicitó el apoyo del gobierno central para las 175 familias afectadas.
Aseguró que ha coordinado con el ministro de Comunicaciones, Alejandro Sinibaldi, para que pronto envíe maquinaria y tubos transversales para habilitar el paso a la comunidad.
Datos
Cifras de daños por fenómeno natural.
Siete casas totalmente destruidas.
16 viviendas con daños severos en su estructura.
Con 153 inmuebles más se hallan en riesgo.
Unos 300 vecinos se hallan en albergues, ubicados en iglesias católica y evangélica.
Líderes comunitarios dijeron que en el cerro había una grieta, que pudo haber causado el deslave.