En el templo de San Sebastián, Retalhuleu, feligreses que tienen plantación en sus terrenos llevan las vainas y solamente abren una parte para que se sienta el olor, típico de la época.
Rafaela Ixcot, pobladora de San Sebastián, comentó que el corozo es parte de la tradición y se utiliza muchísimo en ese municipio. “Durante la Semana Santa, la demanda es tanta que se llega a escasear”, afirmó.
La palma del corozo crece en forma silvestre en terrenos de la Costa Sur, especialmente en Suchitepéquez y Retalhuleu.
Mercados
Pobladores aprovechan la época para cortarla y venderla en los mercados populares.
Nery Castillo, quien se dedica al corte de flor de corozo, refirió que este es un trabajo duro y delicado, pues la vaina llega a pesar hasta 60 libras, y al bajarla se debe tener cuidado de no quebrarla.