El Reglamento de uso de aparatos reproductores, amplificadores y propagadores de la voz y sonido para la prevención de la contaminación audial en el municipio de Antigua Guatemala, Sacatepéquez, fue aprobado por el Concejo el 20 de marzo.
El texto había sido trabajado durante cuatro años, pero obvió que para las fiestas de fin de año debía haber excepciones en niveles de sonido, razón por la cual el Concejo decidió modificarlo. Sin embargo, además de revisar si había inconstitucionalidades, aprovechó para hacer cambios no consensuados.
Llenaba requisitos
Patricia Baeza, de la sociedad civil, aseguró que el reglamento original cumple con los requerimientos técnicos de ingenieros en sonido y del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales, además de estar basados en los valores guía para el ruido urbano de la Organización Mundial de la Salud.
En ese documento se había definido 60 decibeles para el interior y 40 para el exterior, lo que quedó anulado y ha sido motivo de inconformidad, porque fue modificado por 70 decibeles para el interior y 40 para el exterior, señaló.
Expuso además que pueden ser 10 decibeles de diferencia, pero se debe tomar en cuenta que es una medida que en física aumenta considerablemente.
Baeza indicó que en la redacción del documento participó el actual alcalde en funciones, Édgar Ruiz. Según ella, la inconformidad aumentó porque ese trabajo fue sustituido por otro que desconocen, porque luego de la aprobación la comuna no dio detalles, y los pocos que conocen, no concuerdan con lo trabajado.
“El reglamento aprobado no tiene nada que ver con el que habíamos elaborado con la Municipalidad y Ambiente”, expuso Denise Weikard, de la sociedad civil.
Weikard agregó que esperan que les entreguen una copia del reglamento aprobado, y señaló que la comuna está en un error.
“La Municipalidad va en contra de sus propios reglamentos, porque este contraviene el de localización de lugares abiertos al público, donde se debe respetar la zona de restricción máxima y no pueden haber bares ni discotecas”, puntualizó.
Mynor Soto, otro integrante de la sociedad civil, manifestó que accionarán porque consideran que es una burla para los antigüeños que trabajaron en la creación del reglamento.
La sociedad civil exige, además, que se respete la orientación cultural, habitacional y turística de la ciudad colonial, porque hay turismo de calidad que se retira porque no puede descansar por el bullicio. Además, muchos vecinos no pueden dormir por negocios que mantienen sus aparatos de sonido con alto volumen.