Debido a que los peatones solían cortar las flores, Campollo colocó malla metálica, alambre espigado y su respectiva puerta.
La vecina relató que vela por el jardín para contribuir con el embellecimiento de la ciudad, y reveló que nadie le ha solicitado que lo haga. “Es iniciativa propia, y mi voluntad”, expresó.
También practica la floricultura en su vivienda, la cual esta adornada con macetas de claveles, rosas, cola de quetzal, monja blanca y tubergias, entre otras flores.
Campollo además se dedica a la colección de antigüedades de cerámica, las cuales exhibe en su vivienda, que luce como un pequeño museo.
Estudiantes a quienes les gusta conocer sobre flores y artesanías llegan periódicamente a la casa de Campollo, donde son bienvenidos.