Indicó que en esa comunidad la actual corporación edil no ha llevado a cabo ninguna obra.
El residente Pedro Yumán, de El Molino, señaló que en ese vecindario la comuna no reemplaza las bombillas quemadas del alumbrado público.
Resaltó que esperan que con la construcción del estadio no se quede endeudada la municipalidad, pues impediría obras futuras.
Se quejó de la baja calidad de agua entubada que reciben y el mal estado de las calles del área urbana y caminos rurales.
Miguel Herrarte, del área urbana, refirió que el estadio es bonito, pero está mal ubicado porque se encuentra alejado de la ciudad y el camino es casi intransitable. “Hay otras tres canchas que están mejor ubicadas”, aseguró.
Omar Ordóñez, poblador de El Jícaro, dijo que lamentan que los niños de la escuela de esa comunidad tengan que recibir clases en el suelo, mientras la comuna desembolsa millones en un campo de futbol.
Agregó que con parte de esa suma se podría erigir una buen establecimiento educativo.
Para conocer la opinión de alcalde, Eduardo Lima, se le llamó varias veces a su celular pero no respondió, y tampoco se le encontró en su despacho.
En su lugar, el concejal Manuel Gutiérrez manifestó que la obra del recinto deportivo se empezó desde el 2013, pero la gestión para su adjudicación fue llevada a cabo por la administración anterior, con la mayor parte de fondos aportados por el Consejo Departamental de Desarrollo (Codede), pero como no se ejecutó, el dinero se fue al fondo común, de donde por diferencias políticas con el Partido Patriota no pudieron recuperarse.
Gutiérrez resaltó que el Codede ya había invertido Q1 millón en el estadio, por lo que la comuna hizo un préstamo para continuar el proyecto.